Todo comenzó en 2020. La pandemia cambió la manera en la que Laura Keys veía su trabajo como auditora. El teletrabajo la sumió en el estrés y un agotamiento constante, por lo que necesitaba darle un giro a su vida.

A bordo de una embarcación de 20 años que debieron reparar se montaron en una aventura que los marcó a ambos para siempre.

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Laura cuenta en el portal Business Insider que pasaba horas en su casa conectada al computador. Su hogar, el que antes era su refugio, se volvió un lugar menos agradable.

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“Sufría migrañas crónicas y cambios de humor extremos, y se me caía el cabello a mechones. Sabía que necesitaba un cambio”, relata.

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Laura le habló de su necesidad de cambiar de vida a su esposo.

Luego de varias conversaciones llegaron al acuerdo de irse a navegar un tiempo. Antes ahorraron y en 2023 comenzó una aventura de 18 meses que los llevó por varios puertos de Europa.

Dejé mi trabajo para irme a navegar 18 meses con mi esposo

De pronto dos principiantes que apenas tenían un curso básico de navegación se vieron enfrentados al enorme desafío de navegar, de enfrentarse a la inmensidad del mar y sus retos. Hacían guardias de dos horas por las noches para navegar sin detenerse.

Dice que, si bien su esposo no sentía lo mismo que ella en su trabajo, pues el suyo es más flexible, siempre había querido viajar. Él seguía teletrabajando desde la embarcación y en ocasiones se detenían en algunos sitios para cumplir con sus responsabilidades.

Durante 18 meses “nos tomamos nuestro tiempo y nos dirigimos lentamente de Escocia a Antigua. Pasamos seis meses en Francia, España y Portugal, en lugar de las pocas semanas que teníamos en el plan original”, relata.

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El barco lo tenía todo, pero se sentía estrecho

Pero no todo fue idílico esos 18 meses. El primer verano a bordo fue duro, refiere Laura. “Nuestro barco tenía todo lo que necesitábamos: un dormitorio, sala de estar, una pequeña cocina y un baño, pero se sentía estrecho”.

“La vida en el mar no fue tan perfecta como esperábamos”, afirma Laura. No obstante esa experiencia en el mar le abrió los ojos a un mundo que le era ajeno en sus años como corporativa.

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Recuerda que cuando llegaron al primer puerto en Escocia, estaban exhaustos, “pero sumamente orgullosos de lo que habíamos logrado”.

La vida de esta pareja está ahora en Nueva York, en tierra firme, esto gracias a un empleo que le ofrecieron al esposo de Laura.

Aprendió a disfrutar del viaje, a tomarse el tiempo para disfrutar el camino y a entender que no siempre las cosas salen exactamente como las planeamos. (I)

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