Orden, limpieza y unión familiar. Eso salta a la vista, desde la pantalla del celular o la computadora, cuando recorremos junto a Suyapa Argueta, inmigrante hondureña residente en España, el lugar en el que vive.
Suyapa es una mujer casada, con un chef que activa las papilas gustativas cuando muestra las “acemitas catrachas”.
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La hondureña y el ‘tóxico’ como llama, en broma, a su esposo son padres de Otany, un niño que ama jugar y dibujar.
Así vive la migrante
“Me dijeron que los inmigrantes hemos normalizado vivir en una habitación, pero cuando llegas buscando una vida mejor… haces lo que puedes con lo que tienes.
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Suyapa comparte una habitación con su esposo e hijo y muestra cómo se organizan los 3 en ese espacio.
Es una habitación pulcra, nada está fuera de lugar y los dos armarios -clósets- tienen más orden que vitrina de centro comercial.
Tienen dos camas. La que tiene más almohadas y peluches con figuras de animales, incluida una serpiente, es la del niño.
Debajo de la cama de Otany guardan algunos de sus juguetes.
En la habitación tienen un televisor y una mesa muy práctica, plegable, que usan para comer en la habitación
“Siempre la mantengo súper limpia”, dice (y nadie lo pone en duda).
“No guardo cosas que no uso”
La otra cama es la que comparte Suyapa con su esposo. Con tan solo subir el colchón muestra el canapé de cama (base que sirve de soporte al colchón) y allí exhibe su ropa de temporada y el calzado de ambos. Todo se ve ordenado.
“Solo tengo lo necesario, no guardo cosas que no uso”, señala.
La habitación tiene una ventana y aunque la vista sea a otros edificios afirma: “Estamos muy contentos aquí”.
Suyapa dice que vive en un quinto piso y el ejercicio es diario, porque no hay ascensor.
Los clósets de Suyapa y su familia
En la habitación tienen dos clósets. En el más grande dispuso arriba los productos de limpieza, en la mitad comida no perecedera. “Guardamos comida envasada, sopas, pan, arroz, aceite, cereales y otros productos que sepamos no se van a dañar si los tenemos guardados aquí”.
Abajo guardan juegos de mesa, la plancha, una tortillera y una caja con sus audífonos.
Al abrir el otro lado del armario enseña arriba cómo guarda la ropa de cama.
Abajo está la ropa de su hijo, más juguetes y sus zapatos.
Mostró unos organizadores -que tienen a falta de gavetas-.
“Le enseño a Otany que debe ser ordenado, porque es importante para él y para mí”.
La ropa de Suyapa está en el otro extremo y sus ganchos son negros
La migrante mostró el orden con el que su esposo también guarda su ropa y zapatos.
No hemos normalizado vivir en una habitación
Suyapa Argueta, migrante
Arriba del armario hay más juguetes de su hijo, los patines y una foto de Otany.
En segundo armario hay espacio para que Suyapa guarde sus pantalones correctamente doblados. Sus blusas y chaquetas colgadas en ganchos.
“Yo solo uso ganchos negros y mi pareja utiliza los finitos de colores para colgar sus camisas”, detalla.
Mostró en el clóset sus productos de uso personal (todos ordenados), sus carteras (bolsas) y una computadora.
En ese armario hay espacio para una mininevera que “siempre está llena de comida”.
En esa misma habitación y sin que nadie lo note también tiene un botellón de agua, un espejo grande, la cesta con ropa sucia y la papelera para desperdicios.
“En la puerta colgamos las toallas, y en una pared tenemos el almanaque, dibujos hechos por mi hijo y una foto del viaje familiar a Disney Píxar”, comenta.
Reflexión
Después de mostrar su habitación, la hondureña dice que anhela con la llegada del día en el que puedan tener más espacio para los tres.
“Crié a 3 hijos que son marines de EE.UU. y ahora temo que me deporten a México”
Suyapa cierra el recorrido por su pulcra habitación con esta reflexión: “No hemos normalizado vivir en una habitación. La realidad es que debido a la escasez de vivienda y a los altos precios del alquiler, muchas personas, incluidos inmigrantes, nos vemos obligados a adaptarnos a estas circunstancias”. (I)