Recostarse frente al mar y ver a lo lejos pruebas de misiles es posible en este resort de lujo Corea del Norte

“Cuando caminamos por la calle, ellos (los norcoreanos) nos miraron con gran sorpresa porque el país ha estado cerrado durante mucho tiempo”. Anastasia Samsonova, de Rusia , no descarta volver a Corea del Norte , donde acaba de disfrutar de una placentera experiencia: en la playa , con mucha comida y cerveza barata.Anastasia, de 33 años, visitó el país asiático y quedó maravillada con sus playas “inmaculadas”.Esta viajera estuvo en un paradisíaco lugar, en un lujoso resort, cerca de una zona donde los norcoreanos hacen sus pruebas de misiles. Ella, lo más cerca que estuvo de uno de ellos, fue de los que venden como souvenirsEsta mujer, trabajadora en el área de Recursos Humanos, conformó el primer grupo de turistas de Rusia que viajó a Corea del Norte para conocer el complejo de Wonsan Kalma, inaugurado por el líder de ese país, Kim Jong-un , en junio de este año.Anastasia Samsonova sigue feliz por sus “ vacaciones sin gente”. Viajó junto a 14 personas y hoy habla maravillas de lo visto en la playa. Le encantó su arena blanca y que todo se limpiara a diario, difunden en BBC Mundo.El ambiente costero le resultó “impecable”.Anastasia Samsonova formó parte del primer grupo de turistas que visitó las playas de Wonsan Kalma, explica BBC.La enigmática Corea del Norte, bajo el liderazo de Kim Jong-un, se abrió al mundo cuando el pasado 24 de junio inauguró una gran Zona Turística Costera en la Península de Kalma.El complejo de Wonsan-Kalma está situado en una ciudad portuaria del golfo de Tongjoson, frente a las costas japonesas.Corea del Norte presume una gigantesca ciudad turística frente al mar, descrito como un paraíso de la “civilización socialista”.El complejo, “construido cerca de un sitio donde se realizan prueba de misiles, cuenta con hoteles, restaurantes, centros comerciales y un parque acuático”, según los medios del EstadoMedios internacionales describieron que la Zona Turística Costera de Wonsan-Kalma se extiende a lo largo de 4 kilómetros y cuenta con cientos de nuevos edificios, incluyendo hoteles con capacidad para hasta 20.000 huéspedes.Hasta ahora solo se ha permitido la entrada a turistas rusos al complejo recién estrenado y que abrió al público a comienzos de julio.Acotó la mujer que “la visita fue estrictamente controlada, con guías y guardias que nos acompañaban”.El itinerario era fijo, “no se podían desviar sin el permiso de las autoridades norcoreanas”. La rusa Anastasia disfrutó cada día. Sobre la comida, destaca que había “mucha carne”, en salsa agridulce.La botella de cerveza de 500 ml le pareció que era muy barata, menos de un dólar.De los souvenirs indica: “El recuerdo elegido por los turistas era el uniforme olímpico de Corea del Norte”.Recuerda que vio misiles de juguete y los venden en unos 40 dólares.Indica la mujer, según la citan en T13, que a todos les pidieron que no fotografiaran lugares en construcción y que no podían usar “ropa reveladora” . (I)

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