Un hecho fortuito contrarió a la ciencia. Un descubrimiento de restos humanos en la Antártida desafía a la teoría de que ese espacio gélido, hostil, fue avistado por primera vez por humanos en 1820.
Sucedió en una playa, llamada Yámana, donde un investigador de la Universidad de Chile hizo un hallazgo que vendría a redefinir enseñanzas históricas.
Publicidad
Las piezas de los restos humanos que localizó serían los más antiguos del planeta.
Hallazgo histórico
“Mientras recolectaba desechos marinos en la playa de Yámana, el profesor Daniel Torres Navarro se topó con un cráneo parcialmente enterrado”, reseñan en Sustainability Times.
Publicidad
Torres logró un hito científico e histórico: descubrió los restos humanos más antiguos en el continente Antártida.
Ese cráneo, se deduce, pasó años bajo hielo.
Lo notó verdoso “debido al crecimiento de microalgas”.
En líneas generales, detalló “dos fragmentos maxilares con dientes bien conservados”.
Los restos fueron investigados, analizados, y lo primero que salió fue que eran de “una joven, posiblemente chilena, que murió entre 1819 y 1825”.
Cómo llegó esa mujer allí es un misterio: “no se sabe si viajaba con una expedición, si formaba parte de tripulación de cazadores de focas, si fue dejada allí accidentalmente o por alguna otra causa”, comparte una creadora de contenido en sus redes, que aprovecha la viralización del tema.
Fecha crucial
Este descubrimiento del cráneo se logró a mediados de la década de 1980 en la playa de Yámana y para los expertos “presenta una narrativa de exploración y resiliencia ancestrales”.
El rango de fechas estimado -1819 a 1825- es revelador, “ya que es anterior al primer avistamiento de la Antártida, bien documentado, por Thaddeus von Bellingshausen en 1820”.
En la inhóspita zona siguieron las excavaciones y ubicaron más huesos, incluido un fémur, “lo que llevó a los investigadores a creer que los restos estaban dispersos por la playa”, apuntan en Sustainability Times.
La historia recoge el impacto de la cronología: todo parece indicar que ciertamente el descubrimiento sugiere que los humanos podrían haber llegado a la Antártida antes de lo que se ha transmitido en escuelas y centros universitarios del mundo. (I)