Los mariscos pueden ser parte de un exquisito plato para ciertos comensales, quienes no se detienen a pensar en cómo es la cocción habitual de esta especie marina. Sin embargo, una serie de investigaciones sugieren qué pasa con las langostas y cangrejos cuando se cocinan vivos.

“Los crustáceos, como los cangrejos y las langostas, son más que simples delicias marinas. Estas fascinantes criaturas poseen un exoesqueleto duro de quitina que les proporciona protección y soporte”, reseña Earth. Además, cuentan con patas, a menudo con pinzas o garras, que les permiten desplazarse con facilidad.

Publicidad

Aunque muchos disfrutan de un pastel de cangrejo o rollos de langosta, la realidad es que estudios observacionales sugieren que estos crustáceos tienen una muerte dolorosa cuando se cocinan vivos, pero esto no es algo ilegal en la Unión Europea y otras partes del mundo.

Hervir langostas, cangrejos y otros crustáceos vivos será ilegal en Inglaterra bajo nuevas normas de bienestar animal

Algunos países como Suiza, Noruega y Nueva Zelanda tienen una ley que reconoce a los invertebrados como seres sensibles que son capaces de sentir dolor. Foto: Freepik

¿Qué dicen las investigaciones sobre los estímulos de los mariscos antes de comerlos?

Los investigadores han observado que cuando las langostas y cangrejos son expuestos a estímulos “potencialmente dañinos”, estos intentan evitar estas áreas o tratan de escapar del peligro en encuentros posteriores.

Publicidad

Eleftherios Kasiouras, estudiante de doctorado en la Universidad de Gotemburgo, dirigió un estudio en el que miden la actividad cerebral de un cangrejo mediante registros de tipo EEG. Esto arrojó como resultado que sienten dolor en sus tejidos blandos cuando se les aplicó sustancias químicas o presión externa en varias partes de su cuerpo.

Esto quiere decir que los cangrejos cuentan con un sistema de señalización del dolor que envía mensajes a sus cerebros cuando experimentan estímulos dañinos. Algo similar ocurre con las langostas dado que tienen una estructura y sistemas nerviosos similares.

Por su parte, la Dra. Lynne Sneddon, zoofisióloga de la Universidad de Gotemburgo, sugiere reconsiderar la forma cómo se trata a los crustáceos al momento de llevarlos a la cocina. “Necesitamos encontrar formas menos dolorosas de matar mariscos si queremos seguir comiéndolos. Porque ahora tenemos evidencia científica de que experimentan y reaccionan al dolor”, afirma.

(I)

Te recomendamos estas noticias