“Mi paciente favorita”. Con cariño, un doctor recuerda a su también amiga, la señora MacNeil, de 93 años. A esa edad, la mujer tomó una decisión “autónoma y en su sano juicio”. Congregó a su círculo más cercano en la residencia para ancianos donde vivía, en Toronto, para el último adiós. MacNeil los había invitado a verla morir.