Un nuevo estudio determinó que, por más de 4.000 años, los indígenas americanos pintaron arte rupestre. Esta expresión pictórica les permitía manifestar su concepción del universo, en lo que actualmente se conoce como el suroeste de Texas y el norte de México.

De acuerdo a Live Science, nuevas técnicas de datación señalan que el arte rupestre, conocido como tradición del estilo del río Pecos, apareció hace casi 6.000 años y se mantuvo vigente hasta hace entre 1.400 y 1.000 años, extendiéndose a lo largo de unas 175 generaciones.

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En este periodo, dicho estilo, que está presente en una región conocida como las Tierras Bajas de los Cañones del Pecos, se manifestó en las imágenes y las técnicas usadas para crear pinturas que muestran un estricto conjunto de reglas.

Científicos sorprendidos

La investigación, que fue publicada en Science Advances, señala que las obras de arte transmiten la cosmovisión y la concepción que tenían los creadores sobre el universo.

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La coautora del estudio Carolyn Boyd, profesora de antropología en la Universidad Estatal de Texas, explicó a Live Science: “Francamente, nos sorprendió descubrir que los murales permanecieron en producción durante más de 4.000 años y que la secuencia de pintura encuadernada a las reglas también persistió durante ese período”.

No se sabe nada de los creadores de estos murales | Foto: Cprtesia Steelman et al., Sci. Adv. 11, eadx7205

¿Qué encontraron en los antiguos murales?

Los antiguos murales hallados en caras de roca de piedra caliza, en los cañones cuentan con elaboradas pinturas multicolores, tienen figuras comparables con animales, humanos y simbología enigmática. De acuerdo a Boyd, los artistas que los hicieron lograron narrativas visuales asociadas a mitos y rituales.

“Muchos de los más de 200 murales en la región son enormes. Algunos abarcan más de 100 pies (30 metros) de largo y 20 pies (6 metros) de altura y contienen cientos de imágenes hábilmente pintadas”, agregó Boyd.

Lo único que se sabe de los pintores es que eran cazadores-recolectores nómadas. No se sabe nada de su identidad: “Eran solucionadores de problemas altamente calificados, con una cosmología sofisticada y un sistema iconográfico robusto para comunicar esa cosmología”, dijo Boyd.

(I)

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