“Tengo un ritmo de vida frenético. Me da vértigo crecer tanto. No me da tiempo de asimilar lo que está pasando. Nos expandimos tan rápido porque a la gente le gusta y hay que aprovecharlo”. Segura de sí misma y segura de sus tortas de queso habla la reina de este manjar que cautivó a españoles. Y solo lleva dos años mezclando ingredientes y vendiendo. Ella es Julia Sala Bertomeu… Julita para todos.
Julita hace dos años no cocinaba y así lo resalta en entrevista con El Mundo. Hoy tiene 4 tiendas en Alicante, de donde es oriunda; en Valencia y Murcia. Sus tortas están en venta en un par de centros comerciales. Le da empleo a sesenta personas.
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Su negocio sigue creciendo y ella apunta la mirada para llevar el sabor de sus famosas tortas a Madrid.
Cómo se convirtió en la reina de las tortas de queso
Una crítica negativa la llevó a la cocina, a la repostería, específicamente.
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“Si hace dos años cuando abrí la primera tienda ¿o hace 3, cuando empecé a curiosear con la receta en Le Sol Restaurante, me hubieran dicho todo lo que está pasando a día de hoy, yo, pésima cocinera, haciendo tartas de queso…y que gusten? Me hubiera reído", señala en sus redes.
-“La torta de queso que sirven es malísima”, dijeron sobre el restaurante de sus papás.
El comentario le cayó como agua fría, pero no la paralizó.
Julita trabajaba de camarera en ese negocio de sus padres, Le Sol, en Alicante, y recibir la crítica la impulsó a revertir la opinión.
-'No puede ser tan difícil hacer una buena aquí mismo’, le propuso a su madre.
“Y, por puro aburrimiento, me metí en la cocina y empecé a probar. Busqué una receta y no salió tan mal”, afirma a El Mundo.
Le fue tomando el pulso a la cocina, que no tenía, y se planteó repetir la receta y probar otras. Así fue cambiando “los ingredientes, las cantidades, la base...“.
Mezclando nació su creación, la receta propia que cautivó paladares enseguida. Su torta de queso “suave, ligera y fluida” fue un boom en el restaurante de sus padres.
- “Julia, esta es la tarta favorita de mi marido y necesito pedirte el favor de que me la pongas entera para llevar a casa”, le dijo un día una cliente.
La repostera no sabía cómo desmoldarla ni qué precio ponerle.
“Se la entregué con molde incluido, pidiéndole que me lo devolviera después”. De esa manera se zafó de la primera inquietud.
De la segunda, convino en cobrar quince euros.
“Las tartas de Julita” se llama su exitoso negocio, que creció gracias al “boca en boca” de los clientes y al tener presencia en Instagram.
“Todo el mundo empezó a pedirme tortas”, dice.
Julita debió independizarse, buscar local aparta cuando su nombre y sus tortas aparecieron en la afamada Guía Repsol. “Ahí llegó la locura”, describe.
Al abrir su primer local comprobó por qué debía vender porciones de tortas y no solo enteras.
Cuenta a El Mundo que cuando abría por primera vez la puerta de su empresa, “la cola de personas para comprarlas daba la vuelta a la esquina, en 45 minutos había agotado existencias”.
Tortas de queso de variado sabor
Una emocionada Julita revela que analiza exportar sus tortas. Le han hecho pedidos de Dubái, Suiza y Nueva York.
Comienza a replicar la experiencia en la elaboración de helados.
Pero, le preguntan desde El Mundo:
-¿Puede una torta de queso saber a otra cosa?
- Sí, sí, claro, ahora mismo las hago de muchos sabores distintos.
Manifiesta que en su receta original fueron entrando sabores como pistacho, lotus, gofre, kínder, Doritos, chocolate, frambuesa, dulce de leche y hasta Red velvet. Son más de cuarenta sabores.
“Esa es la fórmula para crecer y para que la gente no se canse de comer siempre lo mismo”, responde.
Julita cumplirá 29 años el próximo 11 de octubre y toda esta semana será de celebración. “Tenemos una torta especial y preciosa durante toda la semana, de chocolate blanco y mascarpone. Les va a encantar cuando la vean”, dice.
Ningún cliente pone algo en duda, todos saben que “si es de queso…es de Julita”.
Con información de Yo Dona, El Mundo (I)