La historia de Paco, un jubilado español de 79 años, es la de muchos adultos mayores que sufren soledad o humillaciones de sus familiares más directos. Duele enterarse de casos como este. Paco en su propia casa se siente “prisionero”. Su hija la “invadió” de la peor manera: cambiándole la cerradura. No llegó sola. En esa acción la respaldó su esposo.