La historia de Paco, un jubilado español de 79 años, es la de muchos adultos mayores que sufren soledad o humillaciones de sus familiares más directos. Duele enterarse de casos como este. Paco en su propia casa se siente “prisionero”. Su hija la “invadió” de la peor manera: cambiándole la cerradura. No llegó sola. En esa acción la respaldó su esposo.

“Mi hija es mi okupa”, sostiene ante Rtve, la Corporación Radiotelevisión Española.

Paco, quien presenta una discapacidad del 76%, debió ausentarse de su vivienda por un problema grave. Su salud se vio deteriorada y pasó dos meses hospitalizado.

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Durante esos sesenta días le permitió a su hija quedarse en la casa.

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Sí. Quedarse. No apropiarse o intentar apropiarse, a la fuerza, de la casa de su progenitor. El caso escaló a las vías legales y ella ha sido señalada de ‘okupa’.

“Yo les dejé vivir (en la casa) mientras estaba ingresado dos meses en el hospital y ella me cambió la cerradura, me tiró la ropa y se quedó con la vivienda”, declara Paco, según la reseña de Ok Diario.

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“Mi hija me amenaza, me trata como si fuera un animal”, denuncia Paco

Penoso el momento que vive.

Foto: Freepik

Paco vive en Tarragona. Consiguió entrar a su propia vivienda, donde dice que pasa los días como “prisionero”.

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Lamenta que no pueda salir ni al balcón.

A Rtve dice que, en ocasiones, no puede ir al baño y que en la cocina siempre está todo sucio.

Paco -Francisco Tomás- camina con un andador y señala que le lanzan o colocan objetos en el suelo para cortarle los pasos.

“Ayer, por ejemplo, me quitaron la mesa donde como y tuve que comer en el andador (...) ayer me dijo mi hija que me largara de la casa”, cuenta el hombre.

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Este septuagenario logró que un juzgado ordenara el desahucio (salida, desalojo) de esta hija okupa, pero ella recurrió. Es decir, interpuso un amparo.

Paco, desde hace tres años, vive un calvario.

Cuando salió del hospital no halló su televisor, tampoco las fotografías que atesoraba. Las que más le duele haber perdido son unas de su madre.

Sus días son duros, difíciles. Asegura, según Ok Diario, que su hija lo amenaza.

“No para de amenazarme y me insulta, todos los días, me tratan como un animal”, denuncia y habla en plural. Ni su hija ni el yerno lo respetan.

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La condición que dio Paco, en agosto de 2022, para que estuvieran en la casa era que, al recibir el alta médica, ambos se fueran. Eso nunca ocurrió.

La hija sostiene ante la Justicia que su padre la hizo venir -junto a su esposo e hijos, menores- a Tarragona “para cuidarlo y ahora no tienen medios para regresar”.

Paco se compró un espray de defensa

El tiempo ha pasado y Paco señala que ya sus nietos son mayores de edad y ellos deben hacerse cargo de su madre.

Paco, próximo a cumplir ochenta años, pasa sus días en su cuarto. Tiene miedo de salir del dormitorio por las amenazas recibidas.

A modo de protección, dice que compró “un espray de defensa”. A esos niveles de indefensión cree haber llegado para hacer algo así.

“Que se marchen porque si no estoy perdido yo. Si me caigo, no me van a recoger. Así llevo desde el 16 de agosto de 2022”, manifiesta al programa español El Mañanero.

Este español seguirá esperando que la Justicia le dé la razón con una orden de alejamiento, que solicitó en contra de su propia hija, o que esta entre en razón y desocupe su casa de una buena vez. (I)

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