Elena es licenciada en pedagogía. Perdió a su madre, a quien cuidó en la enfermedad; y terminó con serias diferencias con su hermana. Hace tiempo quedó sin trabajo, es jubilada y vive en la calle. Hoy, busca empleo, para ella y su enamorado, un albañil.
Ha perdido muchas cosas, pero no la esperanza. En medio de sus noches durmiendo en plazas y bancos de parques, en Italia, cree que esta será la mejor Navidad de su vida.
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Elena tiene 59 años. Dice que come gracias a Cáritas (organización de la Iglesia católica) y a una fundación. La pensión que recibe - 346 euros al mes- es para cubrir gastos mínimos.
Su historia la contó a La Nazione, un periódico de Italia. Señalan en Noticia y Trabajo, del huffingtonpost.es, que en torno de Elena se levantó una ola cargada de solidaridad.
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Personas de Italia y España desean ubicarla, ayudarla. Y ella manifiesta: “Estoy esperando la llamada de quienes me han ofrecido casa y empleo”.
Vida en la calle, vida complicada
Su madre murió hace dos años y fue a parar en la indigencia.
“Nunca me hubiera imaginado que terminaría viviendo en la calle, es terrible. No me puedo descuidar y uso la mochila como almohada, porque roban a la gente como yo”, destaca.
“Es una experiencia terrible, me han robado los zapatos, el jersey, las gafas y hasta 200 euros de mi pensión”, narra a La Nazione, informa huffingtonpost.es.
Esta es la ciudad de Estados Unidos que tiene la mayor cantidad de personas sin hogar
“Los sábados por la mañana, Cáritas cierra. En una organización benéfica llamada Fraternidad Federico Bindi me ofrecen desayuno y la posibilidad de ducharme el martes, miércoles y jueves”.
Busca dos empleos
Elena se siente con fuerzas para trabajar. Y señala: “de lo que sea”.
Espera, con todo su corazón, que de donde la llamen para trabajar tengan dos vacantes. Elena piensa en su pareja… en su futuro esposo.
Al medio italiano manifestó: “Estoy enamorada de él y no tenemos intención de separarnos. Él es albañil y ha tenido empleos precarios”.
Su pareja ha trabajado como mozo de almacén y jardinero. Revela: “En los últimos años le han pagado en negro, con sueldos muy bajos, tanto que le han obligado a terminar en la calle”.
Elena lamenta: “Cuando estás como yo, en la calle, no vas a conseguir nunca un empleo. Porque te arriesgas a que te vean como una impresentable (…)”.
Con el peso y miedo de la calle, sin empleo, describe su vida: “Cansada y hambrienta, y siempre pensando dónde trabajar”.
Por estos días le preocupa el frío. “Nos estamos preparando para la llegada del invierno, que será frío y del que nos protegeremos con mantas y sacos de dormir que nos han dado en Cáritas”.
El optimismo de Elena
“Desde hace meses vivo en la calle con mi novio, compartimos lo poquito que tenemos. Lo amo (…)”, dice Elena.
“Estoy convencida de que empezaré el año 2026 con un empleo y celebrando mi boda”, afirma la mujer.
“Creo que esta será la mejor Navidad de mi vida, que pasaré al lado de la persona a la que amo”, sostiene.
Elena piensa en su futuro y sueña con viajar a Tenerife, España, donde dice que tiene amigos. “Pensamos irnos con ellos en cuanto encontremos un trabajo. No quiero seguir aquí, es urgente una nueva vida”. (I)