La naturaleza y sus sabias lecciones. Si unos perros, de la raza Maremma, eran eficaces a la hora de proteger a al ganado de depredadores, como los zorros; ¿podrían defender a los pingüinos?
La idea, de un estudiante de ciencias ambientales, no era descabellada. Él lanzó la idea porque sabía de perros que ‘cuidaban’ gallinas. Su propuesta fue escuchada y fueron entrenados unos Maremma y sí: defendían a los pingüinos.
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Esta escena que imaginó ese estudiante, hace veinte años, dio resultados y perros pastores Maremma fueron preparados para cumplir tan noble misión.
Ese sueño, convertido en realidad, llegó, años después, al cine con la cinta Oddball.
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Sucedió en Australia, ubicado en Oceanía.
Cuentan en EcoInventos que los pingüinos enanos (Eudyptula minor) acostumbraban a anidar a lo largo de toda la costa sur australiana.
Pero, la población cayó de manera dramática con la introducción del zorro rojo, una especie no nativa.
En Middle Island, que EcoInventos describe como una zona inicialmente segura para anidar, los zorros lograban cruzar durante la marea baja.
Fue allí, en Middle Island, “una pequeña isla frente a la costa de Warrnambool, en el sur de Australia”, donde los perros lograron salvar a los pingüinos más pequeños del mundo, que estuvieron, sin duda, “al borde de desaparecer”.
A esos pingüinos enanos los conocen también como pingüinos hadas.
Los perros Maremma alejan a los zorros
El perro Maremma, explican, es “una raza originaria de Italia”. Son animales fuertes.
A esos canes se les vio durante años y años “protegiendo ganado de los lobos en los Apeninos centrales”.
Cuando la idea de aquel estudiante fue escuchada, se aplicó y aunque la primera prueba no resultó, todo tomó un giro rápido: comenzó a darse el resultado.
Fue clave la llegada de Eudy y Tula, dos cachorros criados específicamente para cumplir con el objetivo.
Al entrenarlos, “aprendieron a reconocer a los pingüinos como su rebaño y se quedaron en la isla durante la temporada de anidación, espantando a los zorros con su simple presencia y ladridos”.
Todo fue comprobado: la población de pingüinos comenzó a recuperarse.
Lo que el Maremma necesita, al menos en Australia, es poco para tan exitoso trabajo: “Comida, agua, sombra y descansos programados”. Es decir, que se les cuide bien. (I)