Este caso tiene muchos elementos para un guion de telenovela. Hay amor, separación, rechazo, dolor, amenazas, una madre soltera, un hijo que demanda la herencia de su padre y abogados. Sí, todo un drama de novela hasta de corte policial, dado que intervienen detectives que recolectan ADN para que ese hijo cobre lo que le corresponde.
La demanda se introdujo en España, donde la ganó el hijo, expone a la agencia EFE el abogado del demandante, Fernando Osuna, con bufete en Sevilla.
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La madre de este hombre, oriunda de Orense, un pueblo español, quedó embarazada de un empresario. Este estaba radicado en México, donde encabezaba sus negocios, y en sus vacaciones volvía a Orense, ubicado en Galicia, informan en 20 Minutos, medio español que cita a EFE.
La mujer y el empresario mantuvieron un noviazgo y la chica quedó embarazada.
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Su padre le regala una prueba de ADN y descubre que en realidad es hija de un multimillonario
Como en muchas telenovelas, cuando el hombre se enteró, se alejó de la mujer. En 20 Minutos, narran los hechos contados por un abogado, quien dice: “Después de esa conversación, (ella) no volvió a saber nada de él“.
La herencia, abogados y detectives
La mujer se hizo cargo de su hijo. Este supo cómo ocurrieron los hechos y cuando su padre murió, a los 65 años, decidió reclamar lo que le correspondía de la herencia.
Buscó asesoría legal y contrató a un bufete y, además, a una firma de detectives privados.
Armaron la estrategia. Como en la serie CSI, planearon obtener una prueba para demostrar, genéticamente, que el demandante era hijo del empresario. Sí o sí debía quedar clara la paternidad. Esa que había negado.
Así fue, los detectives se las ingeniaron y montaron jornadas de seguimiento al presunto abuelo paterno.
La saliva
En la calle, durante una de esas acciones de ‘vigilancia’ consiguieron la prueba reina. El abuelo, en una salida a la calle, escupió. Listo. La muestra de saliva era más que suficiente para la prueba de ADN.
Con el protocolo debido la colectaron y llevaron a un laboratorio. El examen de ADN arrojó lo que ese hijo anhelaba: la relación biológica.
Dado que el caso se ventilaba en tribunales, a ese abuelo el juez “le pidió repetir la prueba de ADN en sede judicial”.
El hombre se negó. No fue a la cita. No había que buscar más.
El demandante fue declarado oficialmente hijo del empresario. Tiene luz verde para reclamar su herencia.
Al abuelo se le revirtió todo por la actitud: “Fue condenado a pagar las costas (dinero) del proceso judicial”.
En este caso muchas cosas salieron a la luz, incluso el doble rechazo que la mujer recibió cuando salió embarazada.
No solo le dio la espalda el padre de su niño. La mujer fue “amenazada” por la familia del empresario. “Si una prueba de paternidad demostraba que el niño era de su hijo, se lo llevarían a México con ellos”, le advirtieron.
Ese hijo, que vio los esfuerzos de su madre durante la crianza, logró que le allanaran, legalmente, el camino que conduce al respeto de sus derechos. Es justicia. (I)