“Estudié arqueología por Tuk”. Así, con confianza, como un viejo amigo, llama Eid Mertah a la figura histórica que le fascinó desde la niñez: Tutankamón.

Se planteó el sueño de trabajar con los tesoros del faraón egipcio y lo cumplió. Lo logró en Egipto.

Hoy, mientras puede tener cerca la máscara dorada de Tutankamón y otros milenarios objetos, Eid mira hacia atrás y se ve de niño leyendo libros y trazando jeroglíficos.

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Su pasión por la arqueología la alimentó siendo adolescente. A sus 36 afirma: “Mi sueño era trabajar con los tesoros de Tutankamón”, reafirma feliz de la conquista.

Eid Mertah, cuentan en Infobae, está en el entusiasta equipo de al menos 150 curadores y 100 arqueólogos que desde hace diez años vienen “trabajado en silencio para restaurar miles de piezas del Gran Museo Egipcio (GME), como parte de un proyecto de 1.000 millones de dólares a orillas de la meseta de Guiza”.

La estrella del Gran Museo Egipcio

Foto: Pexels/Lemmy

El arqueólogo Mertah tiene la dicha de pertenecer a ese equipo de profesionales que rescatan el brillo de los objetos de Tutankamón, recuperados en excavaciones, pero también de otros museos y hasta de almacenes.

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La estrella del museo, sin duda, “será la colección de Tutankamón, con más de 5.000 objetos, muchos de los cuales serán exhibidos juntos por primera vez”.

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Y claro que mucho de lo que Eid leyó de niño y adolescente estará expuesto al público, como por ejemplo, “su máscara funeraria de oro, ataúdes y amuletos de oro, collares de cuentas y carros ceremoniales”.

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También el museo tiene dos fetos momificados que probablemente sean de sus dos hijas que nacieron muertas.

Junto con Mertah está la curadora Fatma Magdy.

Esta profesional ofrece detalles de otra joya histórica: el ataúd dorado de Tutankamón, que fue trasladado desde su tumba en Luxor.

Para el equipo, restaurar ese atáud fue un reto, “uno de los trabajos más complejos”.

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Magdy cuenta, según destacan en Infobae, que “utilizó lupas e imágenes de archivo para rearmar las delicadas láminas de oro” del ataúd de Tutankamón.

“Fue como resolver un rompecabezas gigante”, señala. “La forma del corte, el flujo de los jeroglíficos, cada detalle importaba”.

Todo ese delicado trabajo se desarrolló en el laboratorio de madera del Gran Museo Egipcio.

Muchos de estos tesoros no habían sido restaurados desde que fueron descubiertos por el arqueólogo británico Howard Carter en 1922.

Cuándo abrirá el Gran Museo Egipcio

Para finales de año se espera abra el Gran Museo Egipcio y será el mayor espacio arqueológico del mundo “consagrado a una sola civilización”.

Desde ya notifican que “albergará más de 100 mil objetos, la mitad de ellos en exhibición”.

El GME, para fascinación de todos aquellos que alguna vez leyeron de Tutankamón o dibujó algún jeroglífico, como Eid Mertah, “incluirá un laboratorio vivo de conservación”.

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Mohamed Moustafa, un restaurador de 36 años, recordará por el resto de sus días este trabajo.

Citado en Infobae dice: “Nosotros estamos más emocionados de ver el museo que los turistas” y resalta que para Eid, Fatma, las decenas de compañeros y él, el norte ha sido “hacer lo menos necesario y respetar la historia del objeto”. (I)

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