Una de las plantas más bonitas que florece en otoño y mantiene su color, incluso cuando empiezan a bajar las temperaturas, es la margarita de otoño, una versión en miniatura de las margaritas que se puede cultivar en el jardín o en macetas.
Estas flores, que estallan en colores incluso en los meses que empieza el frío, también se conocen como ásteres y se caracterizan por ser resistentes, duraderas y coloridas.
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Es “una aliada perfecta para llenar de color y vida nuestro exterior durante el otoño, pero también el resto del año ya que su follaje es perenne”, indica el sitio web Verdecora.
¿Cómo cuidar las margaritas de otoño?
El género áster es originario de zonas templadas de Norteamérica, Europa y Asia y su fama se debe a su capacidad de florecer cuando el verano se despide hasta el otoño, refiere CuerpoMente.
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Las más comunes de las ásteres son las flores moradas que simulan pequeñas margaritas, aunque pueden tener diferentes tonos, y forman masas compactas que hacen resaltar aún más su color mientras que otras plantas comienzan a desaparecer con la temporada de frío.
Las flores de ásteres se adaptan fácilmente a cualquier entorno por lo que al sembrarla en una maceta con un buen drenaje crecerá sin problema.
A pesar de ser flores duraderas requieren de cierto cuidado para lucir y mantener su mejor aspecto:
- Requieren exposición al sol durante varias horas al día, aunque igual puede crecer con semisombra ligera.
- Amerita riegos regulares, pero sin encharcarla.
- Si se encuentra en una maceta requiere un riego moderado pero constante.
En caso de que las margaritas de otoño decoren un balcón es recomendable un buen riego, pero sin demasiada humedad, y usar insecticida ecológico como el jabón potásico para evitar plagas o enfermedades.
(I)
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