Del mar a la construcción de edificaciones. Esta es una propuesta que llamará la atención de arquitectos, ingenieros de obras civiles, expertos inmobiliarios y hasta de albañiles. Se trata del nuevo uso de las conchas marinas que ha hallado un grupo de investigadores. La idea la dan a conocer desde la Universidad del Este de Londres (UEL).Las conchas marinas abandonadas pueden convertirse en una pieza clave para reducir las emisiones del cemento, informa <a href="https://ecoinventos.com/investigadores-britanicos-sustituyen-hasta-un-33-del-cemento-en-el-hormigon-con-conchas-marinas-reduciendo-un-36-las-emisiones/" target="_self" rel="" title="https://ecoinventos.com/investigadores-britanicos-sustituyen-hasta-un-33-del-cemento-en-el-hormigon-con-conchas-marinas-reduciendo-un-36-las-emisiones/">EcoInventos.</a>El estudio “demuestra que las conchas de vieira trituradas en polvo fino pueden sustituir parte del cemento y actuar además como relleno”, amplía el citado site.La Universidad del Este de Londres (<a href="https://www.uel.ac.uk/about-uel/news/2025/december/seashells-offer-low-carbon-concrete-breakthrough-study" target="_self" rel="" title="https://www.uel.ac.uk/about-uel/news/2025/december/seashells-offer-low-carbon-concrete-breakthrough-study">UEL</a>) detalla: Los nuevos hallazgos muestran que las conchas marinas desechadas, que normalmente se tratan como residuos, pueden transformarse en un ingrediente de hormigón bajo en carbono, lo que podría reducir significativamente las emisiones de CO₂ de uno de los materiales más contaminantes del mundo y contribuir a una construcción más sostenible.La investigación “ofrece una nueva vía para reducir la carga ambiental del cemento, responsable de alrededor del 7 % de las emisiones globales de carbono”. El hormigón está en todas partes y, por lo tanto, su huella de carbono es enorme, manifiesta el profesor Ali Abass. Al moler conchas de vieira desechadas hasta obtener polvos finos y sustituirlas por parte de la mezcla de cemento, el equipo asegura que “logró reducciones de carbono de hasta un 36 %, manteniendo intactas la mayoría de las características principales del hormigón”.“Lo que hemos demostrado es que algo tan común como las conchas desechadas puede reducir significativamente esas emisiones. Con niveles moderados de reemplazo, el hormigón se comporta muy bien, lo que significa que esto podría ampliarse en entornos reales”, expresa Abass.El catedrático opina: “Un futuro en el que el subproducto costero de ayer se convierta en la columna vertebral estructural del mañana no es descabellado: es práctico, rentable y cada vez más necesario”.La Universidad del Este de Londres adelanta que si más ensayos industriales confirman la confiabilidad del material a gran escala, “el hormigón derivado de la cáscara podría respaldar un cambio hacia modelos económicos más circulares, en los que los flujos de desechos de una industria alimentan directamente a otra”. <b>(I)</b>