La menta es una de las hierbas más apreciadas por su aroma refrescante y sus múltiples usos en la cocina y la medicina natural. Tenerla en casa no solo aporta sabor a tus recetas, sino que también ofrece beneficios digestivos y relajantes.
Sin embargo, para que crezca vigorosa en maceta, es necesario seguir ciertos cuidados básicos.
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Según Mejor con Salud, el primer paso es elegir una maceta ancha, de unos 30 centímetros de diámetro, ya que sus raíces se expanden de forma horizontal. Los materiales porosos como barro o terracota son ideales porque favorecen la ventilación.
Además, es imprescindible que tenga agujeros en la base para garantizar un buen drenaje. El sustrato debe ser ligero y evitar el encharcamiento.
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Una mezcla recomendada es dos partes de tierra universal y una parte de perlita o vermiculita.
Maceta ancha y con buen drenaje
La menta necesita espacio para expandir sus raíces. Lo ideal es una maceta ancha, de unos 30 cm de diámetro, con agujeros en la base.
Si es de barro o terracota, mejor: ayudan a ventilar la tierra.
Riego con medida y suelo ligero
Le gusta la humedad, pero no los charcos. Riega solo cuando la tierra esté seca al tacto, sin mojar las hojas. Usa un sustrato con buen drenaje: mezcla tierra universal con perlita o vermiculita.
Sol suave y sombra parcial
Ubica la planta donde reciba luz de la mañana, pero protégela del sol fuerte de la tarde. Así evitarás que sus hojas se quemen.
Poda para que crezca más
Corta los tallos justo encima de un par de hojas. Esto estimula nuevos brotes y evita que la planta se vuelva leñosa. También puedes quitar las flores para que no pierda fuerza.
Si las hojas se ponen amarillas, puede ser exceso de agua. Revisa el drenaje.
¿Pulgones? Agua con jabón potásico y listo.
Con estos cuidados, tu menta crecerá fuerte, verde y lista para usar cuando quieras. (I)