Un hallazgo en el yacimiento neolítico de Asiab, en las montañas Zagros de Irán, revela una costumbre sorprendente: los asistentes a grandes reuniones llevaban su propio jabalí para compartir.
Los arqueólogos encontraron 19 cráneos de jabalí salvaje, cuidadosamente depositados en una fosa, con claras señales de carnicería.
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Según Archaeology.org, análisis dentales y geoquímicos demostraron que los animales no procedían solo del entorno inmediato, sino de lugares tan lejanos como 60 kilómetros.
Banquetes comunales hace 11 mil años incluían jabalíes de lugares lejanos
Transportar un pesado jabalí por terreno montañoso durante días no era tarea sencilla, lo que indica que estas ofrendas tenían un valor simbólico.
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El descubrimiento confirma que la carne de este animal era protagonista en los banquetes comunales de hace 11.000 años.
Los análisis dentales y geoquímicos demostraron que los jabalíes no siempre provenían del entorno inmediato.
Algunos fueron cazados a más de 65 kilómetros de distancia, lo que implicaba transportar la pesada res durante varios días a través de terrenos montañosos.
Llevar un animal a un festín podía expresar identidad o alianzas
Los investigadores interpretan esta práctica como una forma temprana de “regalo significativo”, similar a llevar un producto típico a una reunión familiar hoy.
La arqueóloga Petra Vaiglova lo compara con las costumbres actuales: “Esta nueva investigación ofrece una perspectiva fascinante sobre la perdurabilidad de la tradición de dar regalos y la antigüedad de llevar contribuciones con significado geográfico a las reuniones sociales”.
El hallazgo también aporta pistas sobre la organización social en el Neolítico temprano: estas reuniones no eran simples comidas, sino eventos que reforzaban vínculos y jerarquías.
Llevar un animal de un lugar concreto podía expresar identidad, prestigio o alianzas. (I)