El alquiler de viviendas se fue convirtiendo en una pesadilla por las altas sumas a cancelar, por lo que una mujer, de 48 años, apostó por tener su propia vivienda. Vivía en Sídney, Australia. Buscó opciones y se mudó a Nueva Gales del Sur, donde hallar terreno fue otro dolor de cabeza. Hoy, con 56 años, sus días son de sosiego en su nuevo hogar: uno que construyó en una casa prefabricada rodante.