Sería difícil predecir una muerte prematura en adultos mayores; sin embargo, una investigación publicada en JAMA Otolaryngology–Head & Neck Surgery revela cuál es la señal que se debe tomar en cuenta ante un posible desenlace fatal.

Y es que de acuerdo a la definición del Instituto Nacional de Cáncer la muerte prematura es aquella que “se produce antes de la edad promedio de muerte en una población determinada”.

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Hay varios factores de riesgo que pueden provocar una muerte prematura en adultos como la cardiopatía isquémica, enfermedad cerebrovascular, infecciones de las vías respiratorias, diabetes mellitus y enfermedades como el cáncer.

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Hay muchos factores que pueden desencadenar una muerte prematura. Foto: Freepik.

¿Cuál es la señal que puede alertar sobre una muerte prematura en adultos mayores?

De acuerdo a la investigación a la que hace referencia el medio New York Post cuando se sufre la pérdida temprana de uno de los sentidos esta podría ser una señal de alerta.

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En el estudio se analizó a 7.340 adultos de 40 años o más y se descubrió que “aquellos cuyo sentido del gusto había disminuido desde su juventud tenían un riesgo 47% mayor de morir en el período de seguimiento de seis años”.

“Los investigadores creen que los hallazgos indican que la pérdida del gusto podría ser una señal de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, así como de enfermedades cardiovasculares como la insuficiencia cardíaca y los accidentes cerebrovasculares”, cita el medio en cuestión.

Si se pierde uno de los sentidos es probable que se pierdan las funciones neurológicas. Foto: Freepik.

Entre los hallazgos se determinó que la incapacidad de percibir el sabor amargo se asoció con muerte prematura en mujeres, mientras que la disminución de la capacidad para percibir el sabor ácido se asoció con una mayor mortalidad solo en hombres.

Por su parte, e doctor David Henry Hiltzik, jefe del Departamento de Otorrinolaringología, Cirugía de Cabeza y Cuello del Hospital Universitario de Staten Island, cree que los resultados son extremistas ya que es este síntoma no se puede asociar directamente con la mortalidad.

“Es una conclusión muy generalizada”, advierte Hiltzik, aunque admite que hay algunas conexiones posibles.

(I)

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