Una de las partes más importantes en el cuerpo de la mujer es el suelo pélvico, aunque también es la más desconocida y de la que seguramente hablas muy poco o nada con tu ginecólogo. Por ello, debes saber qué causa el suelo pélvico débil, cuáles son sus síntomas y cómo fortalecerlo.
“El suelo pélvico es un conjunto de músculos y ligamentos antigravitatorios que se encuentran en la base de la pelvis”, describe el sitio web Gynea.
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En otras palabras, son los músculos y tejidos que sostienen la vejiga, el útero y el recto en las mujeres, y la vejiga y el intestino en los hombres.
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Otro dato que debes saber es que el suelo pélvico se debilita de manera gradual “debido a la edad, el parto o un estilo de vida sedentario”, según refiere el sitio web Eating Well.
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Síntomas del suelo pélvico débil
- Pérdida involuntaria de orina al toser o hacer ejercicios
- Sensación de abultamiento en la vagina
- Dificultad para vaciar completamente la vejiga o los intestinos
- Dolor lumbar
- Dolor durante las relaciones sexuales
El debilitamiento del suelo pélvico ocurre por varios factores como haber dado a luz, especialmente varias veces, por la edad, tener un Índice de Masa Corporal (IMC) más alto, o por estreñimiento crónico.
“Las pequeñas fugas aisladas pueden ser normales”, explica Gómez, “pero si son frecuentes, empeoran o te impiden disfrutar de tu vida, como evitar salir sin compresión o protector diario, es una señal de alerta”, advierte el especialista.
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¿Qué es lo primero que debes hacer si tienes suelo pélvico débil?
El cirujano ginecólogo Daniel Gomez explica para Eating Well qué es lo que debes hacer como medida para cuidar tu suelo pélvico.
La primera sugerencia es asistir a una consulta con un fisioterapeuta certificado en suelo pélvico.
“Siempre recomiendo una consulta con un especialista en salud pélvica” ya que estos “se especializan en trastornos del suelo pélvico ofreciendo ejercicios y estrategias a medida para fortalecer esos músculos”.
Tomar esta decisión te puede ayudar a reducir los síntomas y mejorar la calidad de vida, e incluso te puede servir como fisioterapia para cualquier otra lesión.
Esta terapia incluye ejercicios de Kegel o técnicas de respiración para recuperar la fuerza y la coordinación.
Otras recomendaciones incluyen:
- Hablar con tu médico antes las primeras señales
- No fallar la revisión anual
- Mantenerse en movimiento y un peso saludable
- Consumir alimentos ricos en fibra
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