Wim van den Heev nunca se rindió. Cada madrugada instalaba sus cámaras en el recorrido de las hienas pardas que había calculado durante una década de observaciones. Aunque logró algunas imágenes de estos escurridizos animales no estaban a la altura de lo que buscaba. Siguió insistiendo. Una noche una hiena parda apareció justo donde él la había imaginado.
Al caer la noche en Kolmanskop, una ciudad minera abandonada en el desierto de Namib, el silencio se adueña de sus calles sepultadas por la arena.
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El Museo de Historia Natural de Londres describe que en la imagen “Visitante de pueblo fantasma”, una hiena mira hacia la cámara mientras una imponente casa semiderruida se yergue al fondo. Tomada de noche, con la niebla asomándose, la imagen posee un carácter inquietante, señala la publicación.
La hiena parda es el carnívoro más esquivo de África austral
Wim van den Heever, fotógrafo sudafricano especializado en vida salvaje, capturó la imagen que perseguía desde hace diez años. La fotografía, galardonada como “Wildlife Photographer of the Year” por el Museo de Historia Natural de Londres, no solo es visualmente poderosa: revela cómo esta especie ha convertido un pueblo fantasma en su refugio.
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“Las hienas pardas no son tan famosas como sus primas, la hiena moteada y la hiena rayada”, indica el museo.
De hecho, añade, “son bastante raras con una población estimada de entre 4.000 y 10.000 ejemplares en estado salvaje”.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) las clasifica como Casi Amenazadas en su Lista Roja. Viven en entornos muy secos donde el alimento escasea, por lo que suelen permanecer en pequeños grupos de hasta seis individuos.
Wim van den Heev : Es exactamente la imagen que soñé desde el primer día
Natalie Cooper, zoóloga del museo, señala que es raro encontrar hienas pardas cerca de viviendas humanas. Las hienas se sienten bastante seguras en Kolmanskop, pues la zona fue abandonada hace 70 años tras el agotamiento de las minas de diamantes.
Wim van den Heev conoció sus rastros mientras más visitaba el Kolmanskop. Su experiencia lo condujo a ser capaz de identificar huellas y excrementos.
No fue fácil lograr esta imagen que más allá de su incuestionable calidad visual, lanza un mensaje poderoso al mundo sobre la importancia de estos animales. Se enfrentó a vientos que enterraban su equipo bajo un metro de arena, bancos de niebla que ocultaban cualquier silueta y años de intentos fallidos.
Las hienas a menudo son incomprendidas. Como carroñeras, no solo limpian alimentándose de animales muertos, sino que también esparcen nutrientes. “Suelen recorrer grandes distancias”, agrega Natalie Cooper.
Sin carroñeros, los cadáveres se acumularían y los nutrientes permanecerían en un solo lugar. Como resultado, otras partes del ecosistema no se beneficiarían de ellos, detalla el museo.
Wim van den Heev siente que la espera valió la pena: “Es exactamente la imagen que soñé desde el primer día”. No obstante, confiesa que volverá: “Los fotógrafos nunca estamos satisfechos.” (I)