Un equipo internacional de científicos ha logrado extraer un núcleo de sedimentos de 30 metros del fondo del <b>Gran Agujero Azul</b>, frente a las costas de Belice. Este hallazgo revela 5.700 años de actividad ciclónica en el Caribe, convirtiéndose en el registro más extenso y detallado de tormentas tropicales en la región, reseña <a href="https://www.nationalgeographic.com.es/ciencia/perforan-fondo-gran-agujero-azul-y-descubren-por-que-deberiamos-empezar-a-preocuparnos-verdad_26149" target="_self" rel="" title="https://www.nationalgeographic.com.es/ciencia/perforan-fondo-gran-agujero-azul-y-descubren-por-que-deberiamos-empezar-a-preocuparnos-verdad_26149">www.nationalgeographic.com.es.</a>Cada capa de sedimento cuenta la historia de una tormenta. En total, se identificaron 694 eventos ciclónicos, lo que supera ampliamente los registros instrumentales disponibles, que apenas cubren 73 años.Lo más preocupante no es la cantidad acumulada, sino el aumento reciente. <b>En las últimas dos décadas, la frecuencia de ciclones ha alcanzado niveles sin precedentes en los últimos seis milenios.</b>Eventos como el huracán Melissa que afectó a varios países del Caribe y dejó decenas de muertos es una muestra de la letalidad de las tormentas. Expertos dijeron a la agencia de noticias AFP que Melissa es el huracán más potente conocido en 90 años.El estudio, publicado en <b>Science Advances</b>, atribuye este incremento a varios factores. El principal: el calentamiento del océano. Desde la Revolución Industrial, las temperaturas superficiales del mar han subido, creando condiciones ideales para la formación de tormentas más intensas.Otro elemento clave es el desplazamiento hacia el sur de la Zona de Convergencia Intertropical, que ha alterado las trayectorias de los ciclones, afectando más intensamente al Caribe y al Golfo de México.Además, la intensificación de eventos de La Niña ha reducido los vientos cortantes en el Atlántico, facilitando la organización de tormentas. De continuar esta tendencia, el Caribe podría enfrentar hasta 45 ciclones por siglo.Este archivo natural no solo alerta a los científicos. Gobiernos, aseguradoras y comunidades costeras deben tomar nota: el pasado climático está hablando, y su mensaje es urgente. Como señala el investigador Dominik Schmitt, “la frecuencia de tormentas en esta zona ha sido mucho mayor en los últimos 20 años que en los últimos seis milenios”. <b>(I)</b>