El error más común con las plantas de jade es regarlas de más. Las raíces se pudren, las hojas se ponen amarillas y lo que parecía una suculenta indestructible termina en la basura.
Cuatro plantas de interior que requieren poca agua
El secreto está en entender que esta planta viene de zonas áridas y almacena agua en sus hojas y tallos, así que tolera mucho mejor la sequía que el exceso de humedad.
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Como regla general, se debe regar cada dos o tres semanas si la tienen dentro de casa, pero esa frecuencia cambia según la época del año, refiere el sitio web Planter Homa.
¿Cuándo regar la planta de jade?
En verano, cuando la planta crece de forma activa, necesita más agua. Pueden regar una o dos veces por semana, siempre comprobando antes que la tierra esté seca al tacto.
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Si las temperaturas superan los 26 °C, es mejor ampliar los riegos a cada dos o tres semanas para evitar que las raíces se saturen.
En invierno el ritmo baja todavía más, con una vez al mes suele ser suficiente, porque el suelo tarda más en secarse con el frío. Eso sí, si el jade está cerca de un radiador o una salida de calefacción, hay que revisar la tierra con más frecuencia porque el calor acelera la evaporación.
Más allá del calendario, lo que de verdad importa es observar la planta. Hojas arrugadas, caídas o con puntas marrones indican falta de agua. Hojas amarillentas, tallos blandos o un aspecto general mustio apuntan a exceso.
Antes de regar, se puede meter el dedo en la tierra y si la primera pulgada está seca, adelante; si no, esperar unos días. Y asegurarse de que la maceta tenga agujeros de drenaje, porque el agua estancada es el enemigo número uno de esta suculenta.
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