Llevándose las manos a la cabeza una y otra vez, en señal de lamento, Doris Guerrero dice estar dispuesta a ser reubicada en el plan habitacional Valle Esperanza que el Municipio de Guayaquil levanta con la empresa privada en Monte Sinaí, noroeste de la ciudad.

La semana anterior la alcaldesa Cynthia Viteri planteó esa alternativa para quienes lo hayan “perdido todo” en el atentado con explosivos que se perpetró el domingo 14 de agosto en la Décima y la H, sector del Cristo del Consuelo conocido como calle 8, en el suburbio, a orillas del estero Salado.

A plan habitacional Valle Esperanza se plantea trasladar a familias afectadas por explosión del Cristo del Consuelo

Ese ataque provocó la muerte de cinco personas, dejó heridas a otras 17 y causó daños en viviendas y dos automotores.

Publicidad

Aunque inicialmente se habló de ocho casas afectadas, la dirección municipal de Gestión de Riesgos ha identificado 11 inmuebles dañados: en dos la afectación es total y en nueve hay daños de mampostería, fachadas y cuarteaduras en paredes.

Desde hace cuatro meses, Guerrero se había pasado a la calle 8 a vivir en casa de su tía Leyda. Allí, con un préstamo de una financiera, la joven acondicionó una losa para habitar la parte alta con su esposo e hija pequeña. La construcción estaba prácticamente lista, en obra gris, pero la explosión dañó el techo de zinc, provocó cuarteaduras en un tramo de la pared frontal, entre otras afectaciones.

Ella cree que incluso una parte de la casa en su conjunto se inclinó un poco hacia el estero, situación que la lleva a pensar que su gasto fue en vano y que el inmueble no es seguro para vivir.

Publicidad

Nayeli Barrios perdió a su madre y su casa en la explosión que se registró en la Décima y la H. Foto: El Universo

“Yo no duermo aquí, como le digo, mi tía solo estaba aquí por el hecho de que con ese bonito (del MIES) vamos a arreglar las puertas, ella ya arregló la suya, y de ahí me toca arreglar la mía, pero ya no vamos a dormir aquí, porque no se sabe de aquí a mañana todo se me venga encima”, sostiene Guerrero, y cuenta que pasa la noche donde un familiar que vive en el sector en una casa de planta baja.

En general, muchas viviendas del sector no prestan las condiciones para habitar desde antes del ataque de mediados de mes, pues están asentadas en una zona que alguna vez fue manglar, situación que vuelve compleja la parte legal incluso. Hay vecinos que aseguran tener papeles de los predios que han ocupado por años y otros dicen no tener documentos.

Publicidad

Al lado de la casa de Guerrero está la de Nayeli Barrios, hija de Roxana Montaño, una de las cinco víctimas mortales del atentado. Ella ocupaba con su madre, hermano y su primogénita de tres años la parte alta de otra de las viviendas afectadas y abajo habitaba su abuela, quien resultó con afectaciones en los ojos por la explosión.

De ese inmueble las paredes frontales de abajo y arriba volaron en pedazos, ya que el explosivo detonó muy cerca. En la misma condición se evidencia otra vivienda y ambas están deshabitadas actualmente.

”Que nos ayuden a arreglar la casa, eso es lo único que nosotros necesitamos (...) porque uno vive a la vuelta (donde una amiga) y usted sabe que al tercer día el muerto apesta. Yo lo que quiero es que me arreglen mi casa para venirme a mi casa”, responde Barrios al ser consultada sobre la posibilidad de ser reubicada.

La situación de esta joven de 21 años es compleja, pues no trabaja. Su madre, quien se desempeñaba como doméstica, era la que sustentaba el hogar.

Publicidad

Jorge Rodríguez, concejal de Guayaquil, menciona luego de analizar la viabilidad legal de ayuda para las familias perjudicadas que el cabildo gestionará con la empresa privada donaciones de kits de construcción para entregarlos en función de los daños que evidencian los inmuebles.

Eso se concretaría en los próximos 15 días, pero ese plazo correrá a partir de que estén los informes definitivos de las casas que necesitan ser reparadas.

Vanessa Franco vive en la acera de en frente de donde se produjo la explosión. Su casa tiene daños en el techo, pared y puertas de dormitorios. Foto: El Universo

“Todavía incluso del lado de la Policía Nacional se está trabajando con otros informes que puedan medir la afectación en otros hogares; como anécdota mucho más al fondo, donde en teoría no llegaba la onda expansiva, vienen a decirnos que hay afectación, entonces, seguimos levantando información. Seguimos levantando esa información previa, por eso digo, nuestro reporte preliminar habla de once (casas), pero podrían ser más”, refiere el edil.

Cerrado este capítulo, añade, se ubicará con número de casa, manzana y nombre de propietario el kit que se entregará.

Rodríguez señala que la mayoría de moradores prefiere mantenerse en su casa en lugar de una reubicación. De ahí que esta ayuda con los materiales de construcción se torna en una medida paliativa, considerando que allí quienes están ubicados en zona de riesgo no pueden legalizar su situación.

“Están asentados en una zona de manglar en donde no pueden contar con un informe favorable de Gestión de Riesgos, por ende, la dirección de Terrenos no puede hacer un levantamiento topográfico para legalizar su situación, para proclamarlos adjudicatarios, darles escrituras y todo lo que sí se puede hacer en otros terrenos”, reconoce el concejal.

Delitos de terrorismo y homicidio se investigan por la explosión en Cristo del Consuelo

A vecinos como Vanessa Franco, quien vive en la acera opuesta, les preocupa conocer si sus casas constan o no en la lista de inmuebles afectados que levanta el Municipio. Y es que aunque por fuera su vivienda parecería no haber sido afectada, por dentro los daños son evidentes.

El techo está destrozado en gran parte, los vidrios de las ventanas frontales se hicieron pedazos y en una de las paredes se formaron huecos. (I)