Personajes extranjeros fueron actores importantes en el proceso independentista de Guayaquil ante España desarrollado el 9 de Octubre de 1820.

Miguel de Letamendi fue un militar venezolano que participó en la gesta libertadora. Nació el 29 de enero de 1792.

Fue hijo del coronel José Matías Letamendi y de Asunción Martínez del Campo, oriundos de la ciudad española de Sevilla.

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Según reseñas del historiador Efrén Avilés Pino, Letamendi asistió al Colegio Militar de Madrid, en el que logró distinciones. En 1808 fue designado subteniente en el batallón Numancia, bajo las órdenes del general José de Lamar.

Tiempo después de que los franceses, comandados por Napoléon, fueron expulsados de España, Fernando VII dispuso que el batallón Numancia, a cargo del general Pablo Morillo, viaje hacia Venezuela para enfrentar a las tropas de Simón Bolívar, quien había comenzado la lucha por la independencia. Letamendi participó en varias campañas, hasta que Numancia fue derrotado en Boyacá, en el año 1819.

Luego de esto, Morillo intercambió este batallón con el virrey de Perú por los de Lanceros y Burgos. En febrero de ese año, Numancia llegó a Lima, cruzando el Ecuador.

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En ese trayecto se incorporaron jóvenes nacidos en el actual territorio ecuatoriano.

Ya en Lima, para el año 1820, José de San Martín los persuadió para que se sublevaran en contra del virrey peruano. No obstante, los planes revolucionarios fueron descubiertos por las autoridades españoles.

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Urdaneta y Letamendi fueron desterrados por la corona. Febres Cordero logró escapar luego de ser tomado prisionero. No obstante, los tres desembarcaron en Guayaquil, en el segundo semestre de 1820.
José de Antepara, al conocer de la llegada de estos tres oficiales, les explicó sobre los planes para independizar Guayaquil de la corona española. Es entonces que son invitados para participar en la gesta.

“Con la llegada de estos lucidos oficiales, se extendió sobremanera el entusiasmo de la juventud y desde luego nos pusimos en contacto con ellos y principiamos a trabajar con toda esperanza de buen éxito”, refiere una reseña histórica del prócer José de Villamil.

El 1 de octubre de 1820, Letamendi formó parte de la reunión celebrada en la casa de Villamil y denominada Fragua de Vulcano, por Antepara.

Allí se definieron detalles del plan revolucionario, que se desarrollaría finalmente desde la noche del 8 de octubre.

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Letamendi participó en la toma de cuarteles españoles a lo largo de la ciudad porteña.

Dos días después de establecida la independencia, el 11 de octubre, Letamendi viajó en la goleta Alcance junto con Villamil para comunicar a San Martín que Guayaquil había sido liberada de España.

San Martín lo ascendió a coronel, luego de conocer el hecho en la urbe porteña. A finales de 1820, el batallón Numancia se desligó de España y Letamendi se reintegró.

Una vez que los países americanos se liberaron del yugo español, Letamendi se radicó en Guayaquil, sitio donde estableció la Casa de Comercio de Letamendi y Codecido, junto a un ciudadano español.

Letamendi murió en Lima, el 17 de abril de 1871. A esa ciudad se había trasladado por recomendaciones médicas, debido a su avanzada edad y a una enfermedad que lo aquejaba.

Al fallecer, las autoridades peruanas le rindieron honores por su aporte en la gesta independentista de ese país.

Antes, en la época colonial había recibido reconocimientos como la Cruz de Isabel la católica, y la de Carlos III.

En Guayaquil se recuerda a este prócer de la independencia con una parroquia urbana.

Este espacio se extiende en el suroeste de la ciudad. Sus límites son las calles Gómez Rendón, Lizardo García, la 11 el estero Las Ranas. Uno de los sitios tradicionales de esta parroquia es el parque Puerto Liza, remodelado hace varios años por el cabildo porteño.

Además, la iglesia de Cristo del Consuelo, en la que se desarrolla desde hace más de 60 años la tradicional procesión durante el Viernes Santo.

Una calle que cruza por el sur hacia el centro de Guayaquil también lleva la denominación de Letamendi. (I)