El general Marco Brito Jurado, comandante del Comando de Operaciones Aéreas de la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE) y también cabeza del Comando Operacional número 5, adscrito al Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas (FF. AA.), dice que el reencuentro con la familia de los cientos de militares que trabajaron en los meses críticos de la pandemia les permitió a estos estabilizarse emocionalmente.

Califica de labor realmente dura la que les tocó afrontar cuando colaboraron con la recolección de cadáveres. En Guayaquil, manifiesta, movilizaron más de 700 cuerpos.

"En sus retinas, en sus conciencias, más allá del deber cumplido y de la satisfacción de haber servido a la sociedad, quedará haber sido los últimos desconocidos despidiendo a gente de la que también no se sabía quién era", manifiesta.

Publicidad

El Comando Operaciones número 5 controló el cumplimiento del toque de queda, colaboró en el traslado de alimentos, de insumos médicos, de personal sanitario, de autoridades, en la evacuación de enfermos, además de encargarse de la seguridad de sectores estratégicos.

El general Brito señala que tuvieron dos misiones al exterior: una a Chile, para traer a deportistas, y otra a México, adonde se fueron 70 pasajeros y volvieron 26 compatriotas que estaban varados en el país centroamericano.

Sostiene que en Guayaquil se utilizaron helicópteros para llamar a habitantes a quedarse en casa, a través de altavoces y sirenas. "Trescientas noventa y ocho misiones realizadas, hemos volado aproximadamente 500 horas, hemos transportado 2124 pasajeros y 153 725 libras de carga", resume.

Publicidad

El general Brito, con 36 años de servicio en la Fuerza Aérea Ecuatoriana, comenta que el deceso del sargento Tigre pudo haber sido por COVID-19, pues su ingreso al hospital fue por un diagnóstico de dengue.

Dice que murió en los confusos meses críticos, que de ahí no hubo bajas por el virus. (I)