La proclamación de san Juan Pablo II como papa, en 1978, fue un punto clave para la caída del régimen soviético, así como de la del Muro de Berlín (Alemania), según Walesa, líder político polaco y cofundador del partido Solidaridad, que también contribuyó a este segundo acontecimiento.

Esto lo señala el portal ACI Prensa, en un reportaje alusivo a la celebración de los 30 años que tiene la caída del Muro de Berlín, que se cumplieron ayer, en el que resalta el papel que cumplió san Juan Pablo II en el fin de los regímenes totalitarios comunistas que existían en Europa del este.

La construcción del muro de Berlín comenzó en 1961, pero los problemas se remontan a finales de la Segunda Guerra Mundial, según el portal.

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Históricamente se conoce que una vez derrotado el régimen nazi, los aliados se repartieron el control de Alemania y su capital Berlín. La parte oriental quedó en manos de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), y el occidente, de EE.UU., Reino Unido y Francia.

El muro fue construido por el régimen soviético para evitar el escape desde el territorio que controlaban hacia el lado occidental. La estructura se convirtió en un símbolo de la llamada ‘cortina de hierro’ entre los países occidentales y la URSS y sus países satélites.

Para Walesa, antes del pontificado de san Juan Pablo II “el mundo estaba dividido en dos bloques” y “nadie sabía cómo deshacerse del comunismo”. En Varsovia (Polonia), en 1979, él (san Juan Pablo II) simplemente dijo: ‘No tengan miedo’, y luego rezó: ‘Que tu espíritu descienda y cambie la imagen de la tierra… de esta tierra’”, cuenta Walesa.

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El movimiento Solidaridad, bajo el liderazgo de Walesa y con la inspiración del papa, llegó a aglomerar a más de un tercio de los trabajadores de Polonia y tuvo un papel clave en el fin del comunismo en ese país y luego en la URSS.

El 9 de noviembre de 1989, luego de que las autoridades soviéticas permitieran el paso del este al oeste de Berlín, comenzó la demolición del muro.

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Un fragmento de este se conserva en el santuario de Fátima como agradecimiento a la Virgen María por guiar a los pueblos hacia la libertad. (I)