Jairo hace control de redes eléctricas en las calles de Guayaquil, pasa al menos 6 horas expuesto al sol, viento y al polvo. Luego, en su casa pasa otras 4 frente a la computadora. Desde hace tres meses sintió molestias en sus ojos como ardor, sensación como si tuviera “arena”, tenía los ojos rojos y con mucho lagrimeo.