Actualizada a las 14:00

A las 07:06 de este Viernes Santo se inició la procesión del Cristo del Consuelo que en este año llega a su edición número 59 recorriendo las calles del suroeste de Guayaquil.  La imagen arribó a las 09:30 al sector del Cisne 2, luego de lo cual entró a la explanada en la que está el monumento del Cristo del Consuelo. 

"Hemos rogado por cientos, por miles de ancianos... también hemos meditado, hemosa compañado a Jesús en sus momentos difíciles", expresó el arzobispo de Guayaquil, monseñor Luis Gerardo Cabrera, quien acompañó la procesión con el párroco del santuario, Ángel Villamizar.

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Más temprano, monseñor exhortó a la comunidad a no solo quedarse con la conmemoración del Viernes Santo pues la fiesta mayor es el Domingo de Resurrección, que recuerda la resurrección de Cristo, verdadero sentido de la fe católica.

La imagen fue llevada en una carroza decorada con flores rojas y blancas, empujada por decenas de feligreses. Muchos de ellos participaron desde la noche del jueves en la vigilia previa que se realiza cada año. 

Por tercer año consecutivo la procesión se desarrolló desde el santuario, ubicado en Lizardo García y la A, hasta el sector del Cisne 2, en el suburbio de Guayaquil, en un recorrido de alrededor de dos kilómetros. En esta ocasión, varios padres de familia vendieron botellas de agua de Cristo de Consuelo a fin de recaudar fondos para el tratamiento de niños con cáncer.

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Este Viernes Santo los católicos recuerdan la Muerte y Pasión de Jesús, meditando cada una de las quince estaciones del viacrucis o camino a la cruz.

Por ratos, la reflexión en cada estación que se distribuyó entre las 26 cuadras de la romería, se veía interrumpida por quienes pretendían adentrarse en el cerco policial en el que iba resguardada la imagen del Cristo del Consuelo. Casi 700 policías estuvieron en la caminata.

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Entonces, los agentes policiales empujaban a la feligresía con el propósito de que la caminata no se detenga. Esa pugna representaba un desgaste adicional para los participantes que recibían fundas de agua lanzadas desde balcones y terrazas de las casas que están en la ruta que se cumple por tercer año hacia el Cisne 2. (I)