Aunque ya tiene 37 semanas de embarazo, Cristina Moreno desconocía hasta ayer el sexo de su bebé. “No se dejaba ver, cerraba mucho las piernitas”, comentó la joven de 21 años que se había practicado tres ecografías que no lograron revelarlo.

Un cuarto monitoreo practicado el martes fue exitoso, pero los médicos del hospital Universitario (gineco-obstétrico pediátrico), donde se atiende, no le dijeron nada.

Con motivo del Día del Amor y la Amistad o San Valentín, el sanatorio organizó ayer una emotiva fiesta de revelación de sexo a la que asistió la paciente; su cónyuge, Diego Asnalema, y familiares de ambos.

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Moreno usó un alfiler para reventar el globo que contenía trozos de papel rosado que sin más detalle indicaron que el bebé por nacer es una niña.

Sus ojos se llenaron de lágrimas y su reacción inmediata fue abrazar a su esposo con quien vive hace seis años y procreó una primera hija, Damaris, que también estuvo en el acto.

“Es una fecha muy especial en la que he recibido una noticia que me hace muy feliz”, comentó Moreno.

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Festejos por San Valentín

Esta fue una de las actividades que matizaron la jornada de San Valentín en Guayaquil, donde el comercio ambulante, restaurantes, heladerías y centros comerciales tuvo mucha acogida entre quienes celebraron esta fecha.

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Incluso, desde la noche del miércoles el ajetreo comercial se evidenció en el Mercado de Flores, en la av. Machala y calle Piedrahíta, donde se vendieron arreglos florales de $ 3 hasta $ 60 bajo pedidos. La mañana de ayer los estacionamientos estuvieron saturados.

A lo largo de la avenida 9 de Octubre, donde hay locales de comida, heladerías y dulcerías, las mujeres caminaban cargando flores, globos, cajas coloridas, entre otros detalles.

Los amigos también pasearon y compartieron almuerzos juntos. En la parrillada D’Sol, un grupo de diez compañeras docentes se reunió aprovechando el receso de un seminario en el que participaron.

Al salir del lugar, todas recibieron un globo rojo con forma de corazón, como cortesía del local. “Es un buen detalle, algo motivador”, comentó Jéssica Marín que almorzó con sus compañeras Angélica Arreaga, Gardenia Andrade, profesoras de un colegio del noroeste.

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Los malecones Simón Bolívar y Salado también estuvieron concurridos. (I)