Un aroma a palo santo, mandarina y naranja se percibe en la sala y comedor de la casa de Elsie Chang de Tafur; los olores provienen de la colección de pesebres y son parte de la variedad de materiales, que suman unos 70 tipos.

Elsie no solo está envuelta en la fragancia de las piezas, sino en sus texturas, tamaños, y en el significado emocional que tienen para ella.

“No es un valor económico, cuando yo miro cada uno recuerdo a cada persona que me lo regaló con cariño”, expresa la doctora.

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Elsie, de 67 años, tiene 260 nacimientos, un 70% ha sido donado para su colección y el resto comprado o hecho por ella. Dos de ellos los elaboró con sus manos, los tejió con crochet.

El más antiguo de todos los que le han obsequiado es uno que tiene 100 elementos. “Me lo dio Papá Noel, yo tenía unos ocho años, me lo entregaron al frente de mi casa”, recuerda, y sonríe.

A recopilar los pesebres como afición empezó hace 40 años. Dice que la mayoría son pequeños, un 90% no pasa de los 5 cm, los otros son de hasta 15 cm.

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Son de más de 20 países, entre ellos Uruguay, Colombia, Rusia, Estados Unidos, México y Perú.

Están elaborados de papel, tela, cerámica, cáscaras de mandarina y naranja, paja, porcelana, marfil, lana, metal, bronce, swarovski, entre otros componentes. Uno de los que destaca es el de plastilina, que le hizo su hija Silvia Tafur cuando tenía 9 años.

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Están colocados sobre mesas que tienen manteles navideños, acomodarlos con delicadeza le tomó unas dos semanas.

“Para mí representan el amor, la familia, la comprensión, me llena de felicidad tenerlos”, expresa.

Pasada la primera quincena de enero los guardará todos en cajas individuales en dos closets exclusivos de su casa. (E)

Países
Tiene pesebres de más de 20 naciones. Representan amor, familia y comprensión.

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