En el callejón Nicolás Segovia y la H, en el suburbio de Guayaquil, hay una serie de puestos callejeros en los que se vende comida. Pero este sector también tiene otro sello, allí se ubican algunos de los talleres de costura artesanal, en los que mujeres como Katty Banguera, maquiladora y graduada en enfermería, hacen las prendas de las que la industria de la venta al catálogo se nutre. Artesanas que se han incorporado como proveedores independientes.

En uno de los pisos de los tres que tiene la casa de la familia Banguera trabaja Katty. Ella labora desde hace nueve años para Gogo´s.

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La tienda Gogo´s está ubicada en la calle Sucre, entre Chimborazo y Boyacá, centro de la ciudad. Liliana Guarín, administradora del local, cuenta que la mayoría de materia prima llega desde Colombia. Una vez aquí, las maquiladoras ecuatorianas unen los cortes que ya vienen preparados. “Una solo une los cortes y arma las prendas”, dice Katty.

Liliana cuenta que “es bonito porque se están generando puestos de trabajo para la misma gente del país”. Costureras como Katty trabajan unas 8 horas diarias.

Sus ingresos van en función de lo que produzcan. “Los distribuidores ponen el precio dependiendo de la dificultad de costura de la prenda. A veces gano 70 dólares en tres días”, dice Katty mientras cose una blusa de color azul.

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“Ahora nos están surgiendo nuevos trabajos, la cosa está bien por ahora”, dice Katty.

Empresas como Babalú apuestan por otra metodología a la hora de manufacturar sus prendas. “Nuestro sistema de producción de costura funciona en nuestros propios talleres y de esta forma tenemos un estándar de calidad. Si alguna señora viene a pedir maquila, es porque sabe coser, lo que hacemos es ofrecerle un empleo en nuestro taller...”, explica Nelly rovira, gerente comercial de la empresa. (I)