Está alerta y ladra ante la presencia de un extraño. Con sus ojos negros Brauny intenta comunicarse con sus dueños para que expulsen al intruso de su departamento, pues él no puede hacerlo solo. Desde la noche del 23 de febrero pasado su vida cambió por completo, cuando -por razones aún no esclarecidas- terminó contra el concreto de la calle San Martín, en los exteriores del estadio George Capwell.

Brauny ya no puede caminar y nunca más lo hará por sí solo. Tras el incidente, que generó una amplia repercusión en redes sociales, su vida corrió peligro y fue intervenido quirúrgicamente en la columna vertebral. Perdió la movilidad de sus patas traseras, el control de su esfínteres, y hoy se arrastra sobre el piso de madera de un modesto departamento ubicado en las calles San Martín y Seis de Marzo, cerca del remodelado escenario del Club Sport Emelec.

La mascota tiene solo cuatro años, lo que equivale a unos 33 años humanos. Brauny llegó a la familia de Byron Bajaña y Verónica Freire como un obsequio. Tenía una vida tranquila y solía bajar del departamento para tomar el sol en la vereda, con sus patas hacia arriba. "Por la ventana se lo llamaba para comer. (Se le decía) 'Brauny sube' y entonces ya subía a comer", recuerda Verónica, quien incluso asegura que su mascota fue padre hace un tiempo atrás tras la cruza con una perrita vecina. 

Publicidad

El can pasó más de dos meses internado. Fue dado de alta el 28 de abril, tiene buen apetito así como buen estado de ánimo, pero por unos cuatro meses deberá someterse a sesiones de terapia, unas dos o tres veces a la semana, cada una con un costo de $ 25. Verónica indica que el tratamiento será cubierto por la clínica, aunque la semana pasada solo recibió una sesión. Por otra parte también señala que su mascota necesita de otras cuestiones para poder llevar una vida digna.

Los dueños de Brauny administran entre miércoles y sábado, de 19:00 a 03:00, un pequeño puesto de venta de papas fritas con pollo cerca de su domicilio; además, en los últimos meses del año los esposos se dedican a la confección de monigotes. Pagan $ 180 de arriendo por su pequeño departamento -cuyo contrato termina en enero- en el que viven con otros tres hijos, una nieta, además del gato Minino, la otra mascota de la familia. También cancelan energía eléctrica y agua potable.

Verónica cree que si tuvieran patio sería mejor para Brauny, pues lo podrían sacar más seguido a tomar el sol. Por ahora quiere adecuar en su sala -en donde está el colchón del can- una especie de malla o reja. Con esto espera mantenerlo protegido cuando sale a atender su negocio, y para que no se arrastre por toda la casa y evitar además que se acerque a las escaleras.

Publicidad

El perro ha recibido en donación dos sillas de ruedas, sin embargo no las puede utilizar siempre, debido a una lesión en una de sus patas delanteras. Por ello esperan conseguir un coche para de vez en cuando llevarlo al negocio de venta de papas fritas, pues cuando se queda solo este se pone a aullar, por lo que los esposos se tienen que turnar para ir a atenderlo.  

Pero pese a todos los cuidados que recibe, Brauny ya no es el mismo perro. "Ahora está más bravo. Antes los niños se le acercaban, pero ahora él ya no quiere que se le acerquen", detalla Verónica, quien también recuerda que antes su mascota recorría los locales en los alrededores de su barrio, por lo que es bien conocido por los vecinos y guardias del sector. (I)

Publicidad

Ayuda 

Las personas que deseen colaborar económicamente con Brauny pueden hacerlo en la cuenta de ahorros del Banco del Pacífico N. 1049925725, a nombre de Carolina Bajaña. También se pueden comunicar directamente con su familia al número celular 099-057-2513, si desean donar productos de limpieza, pañales u otros artículos.