Son los protagonistas de la obra los que, con movimientos rápidos, pero no bruscos, van armando la escenografía con unas pizarras y cubos que arman y desarman en cada escena de El cíclope y otras rarezas de amor, que se estrenó el martes pasado en el Teatro Sánchez Aguilar. Fue la primera vez que el teatro usó su tercera sala, que es el escenario provisto de sillas y gradas para darle más cercanía al público con la obra.