Ayer se cumplieron 396 años de la canonización a san Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús y creador de los ejercicios espirituales. El santo falleció repentinamente el 31 de julio de 1556 en Roma, cuando tenía 15 años al frente de la orden de los jesuitas, que en ese entonces tenía unos 10.000 miembros sirviendo en Europa, India y Brasil.