Los teatros captan más aficionados a las artes escénicas

Por casi seis años el único espacio que servía de escenario específicamente para las artes escénicas en Samborondón era el Teatro Sánchez Aguilar, ahora Pop Up Teatro Sambo y Shapó Teatro Café se suman con obras de microteatro, monólogos, shows de stand up comedy, musicales y obras de teatro de formato largo.Así, con más escenarios y variedad de propuestas se ha logrado mayor público.Más o menos al mes, considerando los tres espacios, se presentan unos 30 espectáculos, algunos con varias funciones, lo que hace un total aproximado de 300 al año, mayormente aquellas puestas en escena vinculadas al teatro.Aunque no hay una cifra exacta de cuántas personas asisten diariamente a los diferentes espectáculos que presentan estos sitios, aproximadamente a Pop Up Teatro Sambo asisten mínimo 100 personas por día, lo que significaría que a la semana solo en este espacio habría un audiencia de 500 espectadores, ya que su programación es de miércoles a domingo.Este número se suma a los 600 que, según Verónica Icaza, la propietaria, visitan semana a semana Shapó Teatro Café, que ofrece funciones de miércoles a sábado.En el Teatro Sánchez Aguilar el cálculo del público se mide por temporada, por lo que en el periodo de enero a diciembre del 2017 asistieron 37.000 personas, cifra que hace referencia no solo a quienes asisten a obras de teatro, puestas en escena para bebés, musicales o funciones circenses, sino también a conciertos en vivo y festivales de música.Llegar con una propuesta nueva para así ampliar la cartelera en la zona fue el factor principal que motivó a Ricardo Velasteguí a abrir un nuevo espacio de Pop Up en el sector, el otro está en Urdesa. “Pienso que mientras más espacios existan, más movida teatral existirá, la clave es ser muy particular... en mi caso aposté por el microteatro porque es un género muy práctico y de moda en el mundo, una forma de hacer teatro que implica menos producción y tiempo de montaje, pero donde juega el mismo peso artístico que en una obra de formato largo”, dice.Verónica, en cambio, apostó al humor en Shapó, ya que asegura que era un género que no estaba siendo aprovechado al máximo. “Los teatros grandes son mucho más formales, entonces esa informalidad o parte lúdica es lo que más rescato, mi idea no era la de un teatro convencional sino un lugar que genere cosas lúdicas, de entretenimiento, fiesta, incluso se están dando muchos cumpleaños en el lugar”, expresa.Según Marina Salvarezza, actriz italiana que llegó a Guayaquil hace 40 años, esto se podría traducir como un fenómeno causa-efecto que siempre se da de la misma manera, a más espacios y mayor variedad de espectáculos habrá más público que llene las salas.Ramón Barranco, director artístico del Teatro Sánchez Aguilar, dice que la evolución del público en el teatro fue ascendente desde la primera temporada, hasta que en el 2016 hubo una baja muy significativa como consecuencia del terremoto que afectó principalmente la costa del país. “Creo que fue notorio en todos los campos del ocio cultural y social, menor afluencia de público, a partir de esta sexta temporada que acabamos de terminar, estamos recuperando ese público del inicio”, asegura.En el sector el microteatro ha tenido bastante acogida en este último año, en especial por público que tiene entre 25 y 35 años.“Disfruto mucho del arte, principalmente del microteatro porque son propuestas concretas y cortas que atraen permanentemente la atención del espectador, por eso me gustan, porque pienso que pierdo un poco el hilo cuando la obra es muy larga...estas miniobras me llegan con su mensaje, además están a un precio asequible, cinco dólares por obra”, dice María Alejandra Granja, quien acude con frecuencia a estas funciones junto con sus amigos.“Este tipo de obras cortas o microobras se presentan en géneros variados, con muchos o pocos actores en escena, a un precio asequible y esto está despertando el gusto por el teatro en los jóvenes, sin embargo, esto no debería quedarse ahí, debería ser el camino por el cual se cree una verdadera educación teatral, formando un público más crítico, que no solo busque al teatro para entretenerse, sino para reflexionar”, opina Marina.Para Lucho Mueckay, actor y director de Sarao, la atracción que generan las salas de microteatro en los jóvenes también obedece a una razón de interacción social. “No solamente asisten por la obra, sino por la copa de vino y el piqueo... pienso que hay que separar ambas cosas, el teatro no es una farra, es un convivio”.Según él, las salas de microteatro son como un laboratorio, un espacio para la experimentación, “de la que muchas veces se obtienen buenos resultados, sin embargo, también es un espacio que da lugar a la improvisación de forma repetitiva y es ahí cuando en algunas ocasiones se pierde calidad en lo que se está presentando”, agrega.“Mi temor es que la juventud, que está acostumbrada a lo exprés, piense que no hay nada más que el microteatro y así pierda el interés por las obras de largo formato, pero eso solo lo dirá el tiempo”, añade.Para Prisca Bustamante, con más de treinta años de carrera como actriz y quien ha participado en obras de largo formato en el Sánchez Aguilar y de formato corto en Pop Up Teatro Sambo, así como en otros escenarios, intervenir en microteatro resulta ventajoso. “Nos conviene más hacer micro porque podemos hacer obras todos los meses del año, en cambio, en términos generales, no hay muchos proyectos de obras largas y el proceso de realización toma más tiempo...”.Otra alternativa que está captando cada vez más público es la del teatro para bebés (de 6 meses a 5 años), una propuesta que desde el 2015 ofrece el Teatro Sánchez Aguilar como parte de su programación, con dos o tres puestas en escena en las que siempre se agota la taquilla en cada función.Para este año, en este teatro se comenzará con el proyecto La Nave, propuesta formativa del Teatro Calderón de Valladolid, de España, que ha sido acogida por este teatro y está dirigida a jóvenes de 16 a 25 años, aficionados o profesionales de las artes escénicas y sus variedades.También se presentará por primera vez una ópera, a través de un convenio con la Orquesta Sinfónica de Guayaquil.Asimismo, tanto en Shapó como en Pop Up se presentarán obras de formato largo. (F)

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