La masiva quema de monigotes sumada al uso de explosivos artesanales liberan “toneladas de monóxido de carbono, nitrosaminas, tolueno, plomo, mercurio, fósforo blanco, nitritos y otras sustancias altamente tóxicas”, sostiene la Fundación Médica contra el Ruido, Ambientes Contaminantes, Drogas y Tabaquismo (Fumcoradt).