Tener menos de 60 años y sufrir un accidente cerebrovascular suena poco común, pero sucede. Y resulta que el tipo de sangre podría tener algo que ver en esa posibilidad.
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Un estudio analizó los datos genéticos de más de 17 mil personas que habían tenido derrames cerebrales y casi 600 mil que no, todos menores de 60 años.
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Tener menos de 60 años y sufrir un accidente cerebrovascular suena poco común, pero sucede. Y resulta que el tipo de sangre podría tener algo que ver en esa posibilidad.