Hace ocho años la vida de Jaquie Pulido, una reconocida diseñadora gráfica mexicana, pasó de la luz a las sombras. Su vida se centró por años en el trabajo, tenía un matrimonio estable y aunque desde siempre quiso ser madre lo pospuso una y otra vez porque sentía que no era el momento.

Convertida ahora en una conferencista motivacional le cuenta su historia a Nayo Escobar @nayoescobar, conductor del podcast Historias hechas canciones.

Jaquie Pulido @jaquiepulido perdió su vista a sus 44 años y luego de eso se embarazó de su única hija: “Mi vida giró en torno al trabajo y empecé a perder lo que realmente valía... Todo lo que perdí por estar en frente de una computadora”, reflexiona.

Publicidad

Médico funcional con maestría en longevidad: “El ayuno intermitente puede incrementar el deseo sexual a pesar de la edad”

“El día al día me fue consumiendo”

“Me volví un ‘monstrito’ de trabajo y perfección. Me fui quedando sola, llegó un momento en que yo no veía a mi gente”, cuenta sobre la vida que llevaba hace ocho años.

Publicidad

Se casó a los 26 años, y aunque tanto ella como su marido anhelaban ser padres, pasaron años posponiéndolo.

“Mi marido moría por se papá y yo por ser mamá pero siempre decía que no era el momento”, relata.

Publicidad

“A los 42 años congelé óvulos... Muy poquitos en esa época ya tenía.... Tenía ganas de ser mamá pero no en ese momento”, recuerda. “A los 50 años tuve a mi bebé”, relata Jaquie, hoy con 52 años.

La muerte de su papá en 2016 es de los golpes más duros que le ha tocado vivir. “Para mí él fue papá y mamá juntos”, afirma. Su madre se fue de casa cuando ella y sus hermanos tenían cuatro años.

Después de eso cayó en depresión. Recuerda que tomaba dos píldoras para dormir, una en la mañana y otra en la noche. “No quería bajar a trabajar”.

El día que le cambió la vida

En marzo de 2017 estando en frente de su computadora trabajando se empezó a sentir rara. Ya estaba tomando los antidepresivos. Había bajado a trabajar para sentirse mejor.

Publicidad

“Recuerdo voltear a pedirle a una empleada que me comprara un refresco. Me temblaban mis manos. Perdí el conocimiento y convulsioné. Era una mujer sana”, narra.

“Cuando llegué a urgencias iba por la tercera convulsión. Se dieron cuenta que había un trombo, me tapó el oxígeno. Ahí es cuando comencé con la perdida de signos vitales, fue por 15 minutos, 7 minutos sin oxígeno en el cerebro y pasé 8 minutos sin latir el corazón, tuve dos paros cardíacos".

“Esa madrugada del 18 de marzo de 2017 llaman a mis familiares y les dijeron no hay nada qué hacer. ‘Ella va a dejar de respirar en las próximas horas, tiene demasiado daño en su cerebro’. A mi esposo le dijeron que no había ni 1 por ciento de probabilidades. Él dijo me quedo con ese ni 1 por ciento”.

“Mi esposo le dijo a los médicos: no me importa, la quiero viva”...

Despertar luego de 10 días en coma

Durante los días que pasé en coma, dice: “Llegué a un lugar alto, como la cima de una montaña, estaba parada viendo observando en primera persona, era un lugar muy hermoso que nunca he visto ni en litografías, ni en museo ni en películas... No había animales, no había pajaritos, no había nada, estaba yo sola... Lo que sí sentí fue paz, fue un éxtasis maravilloso”...

“Yo no llegué a ese túnel de luz donde todas las personas llegan. Estaba viviendo como una realidad alterna, me veía con una bata de hospital... Abrí los ojos después de 10 días en coma”.

“No veo... En el momento en que dije no veo creo que había como 20 doctores en esa cama de terapia intensiva.... ¿Crees en Dios?, ¿Crees en los milagros?, recuerda que le dijo uno de los médicos".

“Pensamos que no lo lograrías y aquí estás”...

Estaba viva, pero sus días se pegaron con las noches porque ya no podía diferenciarlos. Durante meses cuestionó a Dios.

“Vivía de mis ojos y es lo que me quitaste... Hablaba con Dios. Sentí incertidumbre, miedo, mucha angustia... Mi vida era el diseño, era el color”.

Hoy, “yo no extraño una computadora...la cara de mi esposo sí la extraño, la cara de mis hermanos, de mis sobrinos... Empecé a valorar cosas que nunca en mi vida me imaginé extrañar. Cuántos días desperdicié en cosas que no valía la pena”.

“Yo soy una mujer ciega”, dice sin temor a usar la palabra. “La gente trata de maquillar la palabra”.

“Sigo dirigiendo mi empresa, pero delegué todo lo que no había delegado en 20 años... Fue un reset de Jaqueline”. (I)

Especialista en hormonas femeninas: “Si tienes cuerpo en forma de pera tu cuerpo está hablando fuerte y claro”