Está claro que la contaminación ambiental puede causar problemas de salud como enfermedades respiratorias y cardiovasculares, pero especialmente el monóxido carbono y otros contaminantes estarían relacionados con mayor probabilidad de una hemorragia cerebral.
“El monóxido de carbono es un gas que no tiene olor, sabor ni color. Proviene de la quema de combustibles, incluidos gasolina, madera, propano o carbón. Los electrodomésticos y los motores que no están bien ventilados pueden hacer que el monóxido de carbono se acumule hasta alcanzar niveles peligrosos”, menciona la Clínica Mayo en su descripción.
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Agrega además que sufrir una intoxicación por monóxido de carbono puede afectar el cerebro y el corazón, ocasionando síntomas como debilidad, mareos, falta de aire, dolor de cabeza, visión borrosa, somnolencia, confusión, pérdida de conocimiento, pérdida de control muscular.
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¿Cómo afecta el monóxido e carbono el cerebro?
Un estudio efectuado en Utah vincula una mayor exposición al monóxido de carbono y otras partículas contaminantes con pacientes hospitalizados por hemorragias cerebrales, reseña Science Alert.
El neurocirujano de la Universidad de Utah Robert Rennert explicó que dichos pacientes experimentaron “tasas más altas de ruptura aneurismática entre tres y seis meses después de los picos en los niveles de contaminación del aire”.
Rennert y su equipo recopilaron datos sobre la exposición ambiental en Wasatch Front, una región que se encuentra rodeada de montañas y el lago Utah. Pero, a pesar de ello tiene una alta concentración de contaminantes atmosféricos.
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Los investigadores se basaron en los datos de los últimos cinco años y la exposición de 70 pacientes que sufrieron hemorragia subaracnoidea aneurismática.
En el análisis descubrieron que hubo un aumento significativo de hemorragias cerebrales meses después de estar expuestos a niveles más altos de contaminantes como el dióxido de nitrógeno, el dióxido de azufre, el monóxido de carbono y las partículas de menos de 2,5 micrómetros (PM2.5).
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La exposición a estos contaminantes aumenta la inflamación en el cuerpo, provoca acumulación del daño cerebral y altera los procesos de reparación del ADN. Todo ello afecta las paredes de los vasos sanguíneos del cerebro provocando eventualmente rupturas.
A pesar de encontrar una relación los expertos sugieren más investigaciones que alerten sobre los riesgos de salud pública al exponerse a la contaminación del aire.
(I)