Durante años, las baterías desechadas han representado un serio problema ambiental. Sus compuestos químicos pueden afectar la salud humana y dañar ecosistemas enteros. Sin embargo, un descubrimiento realizado en Austria promete darle un giro radical a esta situación.

Según una publicación de la Universidad Técnica de Viena, un equipo de investigadores logró extraer níquel de baterías Ni-MH (níquel-hidruro metálico) usadas y recuperar alúmina de láminas de papel aluminio reciclado. Mediante procesos basados en química verde, ambos materiales fueron transformados en un nanocatalizador de alto rendimiento y respetuoso con el medio ambiente.

De acuerdo a la publicación, los compuestos de este nanocatalizador son un 92-96 % de óxido de aluminio y un 4-8 % de níquel, lo que es óptimo para convertir el gas de efecto invernadero CO₂ junto con el hidrógeno en metano, que es esencial en el sector industrial.

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¿Qué beneficios trae este combustible hecho de baterías?

Este avance no solo permite reducir el impacto ambiental de los residuos electrónicos, sino que también transforma el CO₂ en energía útil, contribuyendo a la producción de un combustible neutro en carbono.

Además, representa un gran paso hacia la economía circular y abre una vía prometedora en la lucha contra el cambio climático.