Kao, un niño de 10 años que vive en la provincia de Kanchanaburi, en el oeste de Tailandia, terminó con la palabra “pussy” tatuada en la frente después de que otros chicos lo forzaran a dejarse marcar.
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El menor también quedó con tatuajes en brazos y piernas. Los agresores usaron algo parecido a una máquina de tatuar hecha en casa.
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Kao, un niño de 10 años que vive en la provincia de Kanchanaburi, en el oeste de Tailandia, terminó con la palabra “pussy” tatuada en la frente después de que otros chicos lo forzaran a dejarse marcar.