“No vayan. No se vayan (a Estados Unidos) porque los están deportando a todos”. Desde el corazón da el mensaje. Desde la experiencia da el alerta. Los últimos 8 días fueron demoledores.
Una colombiana recién deportada de los Estados Unidos narra su traumática experiencia. Lo vivido días antes de volver a su país la lleva a las lágrimas. Con su bebé en el regazo pide a todos sus compatriotas migrantes que no vayan a los Estados Unidos.
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A medios del país vecino dice que estuvo 8 días retenida y que ni su bebé ni ella comieron bien. “Él está en desnutrición”, señala en relación con el infante.
“Los tratos eran horribles”
Habla con miedo, con dolor. Se le siente en las palabras. Reitera a los migrantes que abrigan la esperanza de que podrán pasar de México a Estados Unidos: “No los van a soltar al siguiente día. No vayan”.
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Confirma lo anunciado por el Gobierno del presidente Donald Trump: “Ya mandaron soldados a la frontera”.
De los migrantes que cruzan la frontera destaca: Los ponen en el asilo (centro de retención), pero no los sueltan allá. Los dejan.
“Nos dieron prioridad porque traíamos a los bebés, pero estuve ocho días allá sin comer bien. Los tratos eran horribles. Nos levantaban como si fuéramos lo peor del mundo”.
A esta mujer no solo le fue mal en Estados Unidos. Dice que en México le robaron sus documentos y el celular. Y lanza esta crítica, que es la pesadilla de todo padre o madre: “Casi roban a mi bebé”.
Con una palabra describe la fuerte experiencia: “Terrible”.
El impasse Colombia-Estados Unidos
La mujer regresó, esta semana, a Colombia. Tres aviones envió a Estados Unidos el presidente Gustavo Petro para traerlos a la nación andina.
La madrugada del domingo 26 de enero de 2025, Petro no autorizó que dos aeronaves enviadas por la Administración de Trump aterrizaran en su país, en protesta porque los deportados venían esposados. Desde las redes sociales planteó un tratamiento “digno”.
El mensaje detonó un serio impasse binacional que se extendió hasta el filo de la medianoche. La crisis fue superada.
A Bogotá, hasta la mañana del jueves 30 de enero, habían aterrizado tres aviones. Todos colombianos, de la Fuerza Aeroespacial. En el primero llegaron 110 ciudadanos deportados. En el tercero, 105.
En Estados Unidos no están escuchando a nadie, dice otro repatriado
En uno de los vuelos que causó molestia en Petro viajaba Diego Oquendo. El migrante señaló a Caracol Radio las condiciones en las que viajaban.
“Como si fuéramos unos extraditables. Como si fuéramos unos delincuentes de alta gama”. Oquendo aseguró que tenía esposas en pies y manos. Además, tenía una cadena a la cintura.
Hoy, también aconseja: “En este momento no traten de llegar a Estados Unidos. Con la nueva presidencia (de Trump) es imposible llegar a Estados Unidos. No están escuchando a nadie. No entienden razones”.
Oquendo pagó 5.000 dólares para llegar a Estados Unidos y terminó de vuelta en su país. Regresará a Medellín. (I)
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