A su entrevista de trabajo, Rodolfo Depaz llegó caminando. Sorprendió a la gerente que lo esperaba. Se quedó con el puesto. Y caminando se presentó siempre a trabajar, lloviera o nevara. Una compañera de turnos contó que si había temperaturas negativas, este hombre iba a la freidora y se calentaba los dedos.

Caminó los últimos 3 años de su vida, nunca faltó a su trabajo y el esfuerzo valió la pena. Fue recompensado por un amigo y una excompañera de labores.

La historia que varios medios narran en Estados Unidos, como Kare 11 y New York Post, es la de un migrante latino valiente y muy trabajador.

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Rodolfo caminaba, a diario, a dos trabajos de tiempo completo para mejorar la vida de su familia, informa Kare 11.

Entre su casa, Dairy Queen, ubicado en Roseville, Minnesota; y su otro lugar de trabajo, Chipotle, hay más de 6 kilómetros de distancia.

Hombre caminó 32 kilómetros para llegar a tiempo a su primer día de trabajo; su jefe le regaló su propio carro

Sus compañeros lo admiran. En ese ir y venir de su vivienda a los dos empleos pasó tres años. Ese es el tiempo que lleva en tierra estadounidense. Entró legalmente.

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En El Salvador quedaron sus dos hijos.

Tan pronto consiguió su autorización para trabajar, como dice el medio neoyorquino, Rodolfo Depaz no perdió ni un segundo.

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Emily Hinderscheid, quien veía como Depaz ahuyentaba un poco el frío al acercarse a la freidora, supo que no solo llegaba caminando a Dairy Queen.

Esta mujer se enteró de algo más: antes de llegar a pie a las 3:30 de la tarde a su trabajo en Dairy Queen, Rodolfo caminaba a las 5:30 dela mañana a su jornada en Chipotle.

En la mañana toma pedidos de hot dogs y por las tardes, de helados.

Steve Jobs le regala a su secretaria un lujoso auto Jaguar para que no volviera a llegar tarde en su trabajo en Apple

Depaz trabaja de lunes a viernes y durante muchos fines de semana laboró haciendo turnos. A los medios, Emily ha declarado que eran unas “ochenta horas a la semana, por lo menos”.

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El latino “envía cada centavo extra que gana a El Salvador para mejorar la vida de su familia”.

“Gracias, Dios, ya tengo ruedas”

Emily se hizo amiga del salvadoreño y junto a su familia lo sorprendió: su padre se desprendió de su bicicleta montañera y se la regaló. Así sería mucho mejor ir a sus dos trabajos.

“Ya tengo ruedas, gracias a Dios”, celebró el latino.

Pero la vida le tenía reservado algo más.

A Rodolfo Depaz le obsequiaron un automóvil: un Buick Century 2000. Este vino de parte de un hombre que conoció en el estudio bíblico.

“Solo dije: gracias Dios por escucharme”, manifiesta Depaz.

Este salvadoreño es un gran trabajador, declara el propietario de la franquicia de Dairy Queen, quien decidió apoyarlo para que un abogado lo oriente sobre el proceso legal para que su familia esté en los Estados Unidos.

El latino solo piensa en Daniella y Rodolfo. Para sus hijos quiere “mejor casa, mejor educación, mejor comida… mejor todo”.

Depaz llama a sus amigos “ángeles” y recuerda que habló con Dios. Le dije: ‘Escúchame, escucha mis oraciones, todos los días’”. (I)

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