Bajo las colinas de Kentucky, en los túneles oscuros del Parque Nacional Mammoth Cave, un equipo de científicos acaba de toparse con algo que llevaba enterrado desde antes de que existieran los dinosaurios.

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Dos especies de tiburones prehistóricos nunca antes vistas emergieron de las rocas calizas con un nivel de conservación que rara vez se logra en fósiles tan antiguos.

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No son parientes de los tiburones actuales ni se parecen mucho a ellos. Pertenecen a un grupo extinto llamado ctenacántidos, criaturas con espinas dorsales en forma de peine que dominaron mares tropicales cuando Norteamérica estaba sumergida bajo agua tibia y poco profunda, reseña el Daily Galaxy.

Hallazgo de ancestros de tiburones en Kentucky

El hallazgo forma parte del inventario paleontológico que el Servicio de Parques Nacionales está haciendo en más de 270 parques de Estados Unidos para catalogar lo que quedó sepultado en su territorio.

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Los bautizaron Troglocladodus trimblei y Glikmanius careforum. El primero medía unos 3.5 metros y tenía dientes bifurcados, perfectos para cazar presas de cuerpo blando o emboscadas rápidas.

El segundo era más agresivo, con una mandíbula capaz de triturar huesos y romper las conchas duras de los ortoconos, unos moluscos parecidos a calamares que ya no existen.

Vincent Santucci, paleontólogo senior del Servicio de Parques Nacionales, explicó que estos fósiles desafían lo que se creía sobre la evolución temprana de los tiburones y ofrecen pistas sobre cómo funcionaban los ecosistemas marinos millones de años antes del primer dinosaurio.

Mammoth Cave, el sistema de cuevas más grande del planeta con más de 676 kilómetros de túneles, actuó como una cápsula natural del tiempo. Su ambiente estable y bajo en oxígeno preservó costillas, espinas y hasta detalles finos en las estructuras.

Hace unos 325 millones de años, durante el subperiodo Misisipiense del Carbonífero, Kentucky no era tierra firme sino parte de un archipiélago tropical. Mares poco profundos conectaban lo que hoy son Norteamérica, Europa y el norte de África, formando un ecosistema lleno de tiburones, moluscos y arrecifes de coral primitivos.

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Cuando las placas tectónicas empezaron a moverse y Pangea tomó forma, esos hábitats marinos desaparecieron poco a poco. Lo que queda ahora son formaciones geológicas aisladas en el norte de Alabama y el centro de Kentucky que registran las últimas huellas de aquellos mares perdidos.

Un descubrimiento previo en la misma región, documentado en el Journal of Paleontology, incluía un tiburón de 330 millones de años tan grande como un gran blanco moderno. Junto con las nuevas especies, estos hallazgos confirman que la zona es clave para entender linajes de tiburones que desaparecieron sin dejar descendientes.

(I)

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