Investigadores que exploraban una antigua cadena volcánica submarina en el Océano Pacífico hallaron algo parecido a un “camino de baldosas amarillas”: se trata de una estructura natural que se produjo como resultado de la geología volcánica, que fracturó la roca de una manera curiosamente uniforme.
Los científicos de E/V Neautilus se encontraban evaluando los antiguos montes submarinos de la cordillera Liliʻuokalani como parte de la expedición Luʻuaeaahikiikekumu, en la que intentaron extraer -con cierto éxito- muestras de corteza de manganeso del fondo marino con ayuda de un brazo robótico.
De acuerdo al portal IFL Science, cuando se obtuvo la muestra, el barco avanzó lentamente y se topó con un tramo sorprendentemente seco, conocido como “corteza cocida”, donde se puede ver el camino adoquinado con baldosas amarillas.
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“¿Qué es eso?”, pregunta un investigador. “El camino a la Atlántida”, replicó otro.
Pese a que parece un camino hacia la ciudad de la Atlántida, la realidad es que es un ejemplo de geología volcánica activa antigua. Dicha formación se encontraba a lo largo de un tramo de la cima del monte submarino Nootka, dentro del Monumento Nacional Marino Papahānaumokuakea, en Hawái, Estados Unidos.
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¿Por qué tomó este tipo de forma?
En un comienzo era similar a un trozo de lecho lacustre seco, pero luego se identificó como hialoclastita, un tipo de roca volcánica hallada donde erupciones de alta energía han depositado fragmentos de lecho marino.
Parece un ladrillo debido a que se fracturó como resultado del calentamiento y enfriamiento repetidos a lo largo del tiempo, a medida de que se produjeron nuevas erupciones en la región.
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Los científicos lo comparan con la capa superior de un brownie: la superficie es sólida, pero puede subir y bajar con el calor y el frío, creando grietas, asimismo, esta roca volcánica se comportó de una manera parecida.
(I)