Un profesor de ciencias biológicas de la Universidad de Lehigh explicó cuál es el animal que puede engañar la muerte y que guarda las pistas que servirían para alargar la esperanza de vida. Se trata de la medusa o Turritopsis dohrnii, una criatura oceánica que se encuentra en aguas tropicales.
“Las medusas son algunos de los organismos más antiguos que habitan en el planeta Tierra, donde están presentes desde hace más de 500 millones de años”, explica National Geographic sobre estos animales invertebrados, con “cuerpo gelatinoso en forma de campana del que salen los tentáculos y el tronco, de forma tubular”.
Publicidad
Encuentran un “vasto vecindario submarino” en la Antártida con centenares de nidos de peces ocultos
¿Cómo las medusas burlan la muerte?
Se dice que las medusas pueden engañar la muerte al revertir su propio ciclo, gracias a su capacidad de rejuvenecimiento que se activa para combatir las tensiones ambientales y físicas, reseña Newsweek.
La turritopsis dohrnii, es un tipo de hidrozoo, un subgrupo de un grupo diverso de invertebrados acuáticos que son similares a las medusas en cuanto a su apariencia, pero miden unos 4,5 milímetros de ancho y alto “lo que la hace más pequeña que la uña de tu dedo meñique”, agrega el medio.
Publicidad
Esta especie cuando experimenta estrés ambiental o físico, “en lugar de morir, se rejuvenece”. Sus células pueden “transformarse en nuevos tipos celulares convirtiendo a la medusa adulta enferma o estresada en una bola de tejido de la que puede crecer un pólipo”, dijo Christine Schnitzler, profesora de biología en el Laboratorio Whitney de Biociencia Marina de la Universidad de Florida, a Newsweek.
Las investigaciones descubrieron que en un período de dos años las colonias de medusas se pueden rejuvenecer de forma natural hasta 10 veces.
Debido a esto, el profesor de ciencias biológicas Michael Layden cree que son fundamentales para la “investigación biométrica”, ya que contienen “pistas importantes para mantener la vida y alargar la esperanza de salud de la humanidad”.
“El mecanismo distintivo de rejuvenecimiento de Turritopsis ofrece un excelente ejemplo real de un animal que se autocura”, añadió. “Entender cómo ocurre eso no nos permitirá hacernos inmortales, pero probablemente abre nuevas estrategias para desarrollar terapias que traten tejidos y órganos dañados”.
(I)