Es probable que al ver las bahías de la Antártida desde la superficie, den la impresión de agua tranquilas; sin embargo, esa calma en el fondo esconde cicatrices, y es que, cuando los grandes buques hacen escala en aguas antárticas poco profundas, muchos siguen soltando anclas sujetas a largas cadenas.

El viento y las corrientes suelen empujar los barcos, por lo que la cadena dibuja arcos en el fondo. Esto ha sido documentado por un nuevo estudio a través del que se buscaba ver cómo afectan a la vida marina las anclas que fueron arrastradas en el fondo del Antártico.

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En la actualidad, son cada vez más los barcos que llegan a calas a lo largo de la Península Antártica y las islas cercanas por el verano austral.

El hielo marino se retira antes y vuelve más tarde y esta es precisamente la razón por la que tanto los cruceros, como los buques de investigación y algunos barcos privados visitan fondeaderos que permanecieron atrapados en el hielo décadas atrás.

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Las anclas arrastradas dejaron cicatrices en el fondo Antártico | Foto: Captura

¿Qué pasa cuando las anclas y las cadenas se encuentran con una comunidad marina?

La respuesta corta es: no es bueno. Esto se debe a que las anclas arrastradas por el fondo marino antártico generan daños.

Estas paradas habituales fueron tomadas por los científicos como objetos de estudio: bajaron una cámara de alta definición para que flotara a un metro sobre el lecho marino.

En docenas de inmersiones en diversos lugares conocidos donde los barcos anclan en las gélidas aguas antárticas, fueron grabadas horas de imágenes en las que se aprecian los surcos nítidos que imitaban el recorrido de la cadena de un ancla.

De acuerdo a Earth, lo captado por el lente permite ver zonas descubiertas donde la capa superior de sedimento fino fue raspada, así como columnas de limo suspendidas en el agua.

También se pueden ver esqueletos de esponjas aplastados y abanicos de mar derribados que estaban asentados dentro de esas huellas arrastradas por la cadena mientras que las zonas cercanas intactas aun tenían densas comunidades vivas.

La investigación destaca un claro contraste: hábitat intacto junto a corredores raspados.

Los animales que albergan en los fondos marinos antárticos crecen lentamente en aguas frías y estables, de hecho, muchos permanecen fijos en su lugar (sésiles).

Esas esponjas, abanicos y esteras de animales filtradores incluyen estructuras tridimensionales que albergan peces e invertebrados e incrementan la diversidad local.

El hecho de que el crecimiento sea lento hace que las heridas perduren, incluso, hay algunos mares templados que tienen cicatrices de anclas que permanecen visibles durante una década, es por ello que se estima que en la Antártida, la recuperación podría tardar mucho más.

(I)

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