Después de eliminar 30 tatuajes de su cuerpo, una mujer estadounidense dice que nunca más se hará otro. Para mayo de 2021, tenía 33 tatuajes. Ese mes decidió quitárselos. Era la época de la pandemia del covid-19 y ver su cuerpo con tanta tinta le generó trauma. Hoy, se describe como “recuperada” y afirma: “Soñé con este día durante 4 años”.
La decisión de eliminar los tatuajes comenzó tan solo unos meses después de sumar 22 a los 11 que ya lucía. La mayoría en sus brazos, que llegó a tapar con camisas manga larga.
Publicidad
“Realmente me sentí como si estuviera caminando con cicatrices, principalmente en mis brazos, que eran difíciles de ocultar”, cuenta Kayla Stewart, de 28 años y oriunda de California, a People.
4 años borrando tatuajes, fue a terapia
La estadounidense ha pasado los últimos 4 años eliminando los tatuajes. Hoy dice: “Recuperé mi cuerpo”. Se describe: “libre”.
Publicidad
Stewart desarrolló una “aversión” a los tatuajes, al punto que necesitó terapia. Fue a una terapia “de desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares, conocida como EMDR, siendo uno de sus objetivos el sonido de una pistola de tatuajes”.
Aconseja en Estados Unidos, desde People, a quienes pasen por un trauma como el de ella, y decidan borrar esos tatuajes, que preparen el organismo.
Familia entera se contagia de sífilis luego de un tatuaje grupal ¿Cómo pasó?
La semana que seguía a cada sesión de eliminación de tatuajes, dice a la publicación, era “la más brutal”.
Por eso sugiere hacer ejercicio, reducir el consumo de alcohol y seguir una dieta saludable.
Stewart señala que “el sistema linfático juega un papel crucial en la eliminación de tatuajes al limpiar las partículas de tinta del cuerpo”.
Ya sus brazos no tienen las marcas que la atormentaban y ella está “impresionada” por los resultados.
El ‘lienzo’ de una pareja
Un punto que marcó la vida de la californiana fue conocer a un chico, con aspiraciones de artista. Se cruzaron en Venecia, Italia, y él quería dedicarse al mundo del tatuaje.
Fue una experiencia traumática también.
Kayla Stewart, sin herramientas ni experiencia para darle soporte emocional, relata a People: “Solo quería ayudar”.
Ambos necesitan ayuda. Los dos eran vulnerables. Lo vivido fue desgastante mental y físicamente.
“Él hacía lo que fuera para practicar y yo me convertí en la persona con la que practicaba”, narra.
Lo que viene
Todavía le quedan un par de sesiones para tatuajes en los pies y en un costado.
El agresivo cáncer que puede surgir a partir de los tatuajes, esta es la evidencia científica
Dice que su técnico le hará retoques al mismo tiempo hasta que desaparezcan todas las partículas de tinta que quedan en sus brazos. “Estoy usando aceite de vitamina E para una hiperpigmentación leve, pero la verdad es que no tengo cicatrices. Soñé con este día durante 4 años”.
En esta nueva vida que inicia, Stewart, libre de tatuajes, celebra dos triunfos: sentir que se recuperó, que vuelve a ser ella; y trazarse como objetivo “no hacerse nunca más tatuajes”. Empezará a admirarlos en la piel de otras personas. (I)