Las puertas de vidrio en las duchas modernas aportan elegancia y amplitud visual al baño, pero también requieren atención constante para conservar su transparencia.
Con el paso del tiempo, las manchas de agua dura, los residuos de jabón y la humedad pueden convertir ese cristal reluciente en una superficie opaca y poco atractiva. Los expertos en limpieza doméstica coinciden en que aplicar un mantenimiento regular sirve para mejorar la estética y, a la vez, previene daños permanentes.
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La acumulación de residuos sobre el vidrio es igual a una mancha de vino tinto, según comentó Ryan Knoll, fundador del servicio Tidy Casa, a Southern Living. “Cuanto más se ignora, más difícil es eliminarla”.
Por eso, recomienda una rutina semanal de limpieza para evitar que la suciedad se incruste y obligue a realizar costosas restauraciones.
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Jeramy Sibley, presidente de Glass Doctor, coincide en que una escobilla de goma usada diariamente tras la ducha puede marcar la diferencia. “Es un gesto simple que evita la formación de moho y la acumulación de minerales”, señala.
Además, advierte que no todas las puertas de vidrio son iguales: algunas tienen revestimientos especiales que podrían dañarse con productos abrasivos. Por ello, siempre es recomendable hacer una prueba en una pequeña zona antes de aplicar cualquier solución.
Cómo limpiar la puerta de vidrio de la ducha
Existen varios métodos caseros muy efectivos para limpiar la puerta de vidrio de la ducha y disolver la suciedad sin esfuerzo. Destaca la mezcla de vinagre blanco destilado y jabón lavavajillas, que se aplica con atomizador y se deja actuar por 15 minutos.
Por otro lado, Knoll sugiere para manchas más persistentes una pasta de bicarbonato de sodio con agua. Esta preparación se complementa con vinagre tibio para potenciar la limpieza.
El vinagre no solo limpia, sino que acaba con los malos olores, desinfecta y neutraliza la humedad. También tiene propiedades antimicrobianas que actúan contra el moho.
El dato extra es dejar la puerta de la ducha abierta tras el baño, para evitar la proliferación de olores y hongos, permitiendo que el vapor se disipe y que el vidrio se mantenga seco y reluciente.
(I)
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